FILOSOFÍA archivos - Francmason.com https://francmason.com/category/filosofia/ El Portal Masónico Internacional Fri, 10 Feb 2023 10:45:46 +0000 es-CL hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5 https://francmason.com/wp-content/uploads/2018/05/cropped-FM-ISOTIPO-1-32x32.png FILOSOFÍA archivos - Francmason.com https://francmason.com/category/filosofia/ 32 32 El significado del ágape en la masonería https://francmason.com/el-agape-en-la-masoneria/ https://francmason.com/el-agape-en-la-masoneria/#comments Fri, 10 Feb 2023 10:45:44 +0000 https://francmason.com/?p=7799 El Ágape es un término griego que se refiere al amor fraternal y la camaradería en la Francmasonería. Es un aspecto fundamental de la filosofía masónica y se encuentra en el corazón de la tradición y la práctica de la organización. El Ágape se refiere a la importancia de la amistad, la lealtad y la […]

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El Ágape es un término griego que se refiere al amor fraternal y la camaradería en la Francmasonería. Es un aspecto fundamental de la filosofía masónica y se encuentra en el corazón de la tradición y la práctica de la organización.

El Ágape se refiere a la importancia de la amistad, la lealtad y la hermandad en la Francmasonería. Los miembros de la organización son alentados a cultivar relaciones de apoyo y compañerismo, y a trabajar juntos para ayudarse mutuamente en la vida y en el camino hacia la autorrealización.

Además de ser un valor fundamental en sí mismo, el Ágape también es visto como un medio para alcanzar la verdad y la sabiduría. La camaraderia y el apoyo mutuo ayudan a los miembros a crecer y desarrollarse como individuos, y les permite explorar juntos las ideas y temas que son relevantes para la Francmasonería.

La práctica del Ágape se materializa en el ritual de la cena masónica, donde los miembros se reúnen para compartir una comida y celebrar la amistad y la camaradería. Durante estos eventos, los miembros tienen la oportunidad de conocerse mejor y discutir temas importantes, así como de participar en actividades que fortalecen su vínculo y su compromiso con la Francmasonería.

En un mundo cada vez más individualista y desconectado, el Ágape es más importante que nunca. La Francmasonería ofrece una comunidad en la que los individuos pueden encontrar apoyo, amistad y compañerismo, y donde pueden trabajar juntos para mejorar sus vidas y el mundo que les rodea.

Además, el Ágape también juega un papel importante en la promoción de la tolerancia y la inclusión en la Francmasonería. La organización aboga por la igualdad y la justicia para todos, independientemente de su raza, religión, género u orientación sexual, y el Ágape es un reflejo de estos valores. Al cultivar relaciones de apoyo y compañerismo entre sus miembros, la Francmasonería promueve una sociedad más unida y más justa.

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Laicismo y Masonería https://francmason.com/laicismo-y-masoneria/ Sun, 03 Jul 2022 02:18:40 +0000 https://francmason.com/?p=7695 “…La verdadera riqueza de las sociedades reside en su saber. La energía de los talentos es incomparablemente superior a la fuerza de la materia y de todas sus posibles transformaciones. La llamada sociedad del conocimiento o del aprendizaje es un tipo de sociedad que no compite tanto por los recursos materiales como por las destrezas que tienen que ver con el saber en un sentido muy amplio."

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INTRODUCCIÓN

Recibo como un gran honor la invitación a participar con ustedes en un ciclo sobre el laicismo. Viejo tema de la masonería, de las distintas administraciones de la Gran Logia Equinoccial del Ecuador y del Supremo Consejo Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Dos de los productos más destacados son la Declaración de Quito del 2006 (específica sobre laicismo) y las dos ediciones de “Laicismo Vivo”, con un sugerente subtítulo: “De feligrés a ciudadano”.

Conviene ahora analizarlo desde la visión de los talleres que, como éste, tienen una tradición de voluntad de cambio, -vienen de una logia madre que compartimos: la Voltaire N° 7-  y además predican con la acción.

Lleno de alusiones al laicismo es hermoso y bien realizado trabajo, el que da lugar al libro: “Los nuevos linderos”, subtitulado “Pensamientos masónicos contemporáneos”.

El libro, concebido para perpetuar el pensamiento del QH:. Efraín Sigüenza Guzmán ha sido logrado a los pocos días de haber levantado columnas bajo la inspiración de aquél que en las Cortes de Cádiz fue llamado, no sin cierto eurocentrismo, el Mirabeau americano: el QH:. José Mejía Lequerica  quien en el recinto de ese momento de unión hispano – americana, en el pleno del recinto de las Cortes, se permitió expresar:”(… ) Jamás ha llovido reyes el cielo”, cuando otros sectores, tan poderosos como la Iglesia Católica, sostenían el origen divino de los monarcas.

Valiente, ejemplar, el QH:. Mejía. Valga aquí reseñar que el célebre revolucionario y masón francés Mirabeau sostenía poco antes: “El deber, el interés y el honor ordenan resistir a las órdenes arbitrarias del monarca y arrancarle el poder con cuyo abuso puede destruir la libertad si no existen recursos para salvarla (…) y agregaba: El rey es un asalariado y el que paga tiene el derecho de despedir al que es pagado”.

CÓMO ENTENDER EL LAICISMO

Volviendo al tema que nos convoca, ¿cómo entiende la vinculación con el laicismo la masonería de hoy? Miremos en la declaración de principios de la Respetable Logia Simbólica José Mejía N° 60, el abordaje de los temas que nos competen.

En el considerando 3 se establece: “Nuestra concepción de la Masonería, en tanto institución especulativa, se fundamenta en la finalidad del perfeccionamiento individual y social, en los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, en los principios de búsqueda de la verdad, la tolerancia, el laicismo, la práctica de la solidaridad y la no discriminación de la mujer, ni de la diversidad humana, en ningún ámbito del desarrollo social.”

Y en el considerando 6 reitera: “La Masonería de nuestra Resp:.Log:.Simb:. José Mejía Lequerica  N° 60, busca abrir sus puertas a seres humanos libres y de buenas costumbres. Independiente de su condición económica y social, cultural, género, opción política y/o religiosa, capacidades especiales y cualquier forma de diversidad de los seres humanos. En consecuencia, admite librepensadores, agnósticos, ateos y practicantes no dogmáticos de religiosidades no supeditados a imposiciones de jerarquías religiosas, siempre que se caractericen por una constante búsqueda de la verdad y la práctica del laicismo, en consecuencia”.

Por lo arriba expuesto, guarda plena coherencia que a continuación se declare que: 1.- “El pensamiento que nos guía está basado en un profundo humanismo laico”. Y luego en 4.-“Mantendremos una posición laica inclaudicable por el reconocimiento del principio de la separación de la Filosofía y de la Teología (separación del Estado de la Iglesia), para fortalecer la libertad de conciencia religiosa y la prohibición absoluta de los clérigos de todas las religiones a inmiscuirse en asuntos políticos.” Prosiguiendo en el 5.-“Defenderemos el laicismo entendido como la lucha por la libertad de pensamiento, de investigación científica, libre de dogmas de cualquier naturaleza, como base de toda verdad demostrable que facilite el intercambio de los conocimientos y de las prácticas entre los seres humanos, para el bien propio y de la humanidad. Pero además, asumimos el laicismo como la radicalización de la democracia en el terreno socio-político. ”Finalmente en el 9.-“Aceptamos  y seguimos todos los Principios de la Institución que contribuyen a la construcción del Templo Social, que albergue una sociedad justa, fraterna , equitativa y solidaria, en la que la repartición de la riqueza y el conocimiento se correspondan con la concepción humanista que marca el destino de la humanidad.”

Sobre el propósito final habría que destacar que hace falta un largo trecho y mucho trabajo, de parte nuestra y otros conglomerados progresistas de la sociedad, para que se logre instituir aquel noble enunciado de que “la repartición de la riqueza y el conocimiento se correspondan con la concepción humanista que marca el destino de la humanidad”. Al respecto, Daniel Innerarity, filósofo español, Premio Príncipe de Asturias, sostiene en una de sus múltiples obras: “La democracia del conocimiento. Por una sociedad inteligente” (2011),  que de todos los bienes sociales el conocimiento es el peor distribuido, más mal repartido que la riqueza y que sería una gran contribución avanzar en la redistribución del conocimiento. Tarea en que la Orden tiene un precioso rol a desarrollar. Agregando un pensamiento que nos debería hacer reflexionar sobre nuestros métodos de formación: “Una sociedad del conocimiento y la innovación desplaza los anteriores ideales de formación -ser perfecto, estar bien informado, o ser crítico- hacía una nueva competencia que solemos llamar creatividad, y que podría entenderse como la capacidad de modificar nuestras expectativas cuando la realidad las desmiente en lugar de insistir en decirle a la realidad lo que está debería ser”.

En la misma línea, no me privo de añadir otro párrafo del libro arriba citado que me resulto trascendente, tomado del Capítulo: Sobre el concepto de innovación social.

“…La verdadera riqueza de las sociedades reside en su saber. La energía de los talentos es incomparablemente superior a la fuerza de la materia y de todas sus posibles transformaciones. La llamada sociedad del conocimiento o del aprendizaje es un tipo de sociedad que no compite tanto por los recursos materiales como por las destrezas que tienen que ver con el saber en un sentido muy amplio. La innovación consiste, de entrada, en la capacidad de distanciarse de las propias rutinas, de lo sabido, de los estereotipos, y tener la capacidad de no contentarse con lo adquirido. El mayor enemigo de la innovación es lo bien que nos haya podido ir hasta ahora. Por eso la innovación exige, de entrada, una cultura del riesgo, la responsabilidad y el aprendizaje. Esta es la clave del dinamismo social y del protagonismo que pueden ejercer las sociedades. La innovación que resulta de esta disposición de aprender es un imperativo general, un valor que afecta tanto a la organización empresarial como al modelo de convivencia que hemos de diseñar (las cursivas son mías) tanto a las formas de expresión en el mundo de la cultura como a las políticas públicas”.

Perdonen lo  extenso del párrafo. Sintetizando destaco: No habrá redistribución del conocimiento si no  cambiamos nuestra manera de intentarlo. Y si no conseguimos hacerlo tampoco habrá redistribución de la riqueza.

Todo ello sin negar que comparto plenamente el criterio de varios QQHH:. cuando sostienen que: “La tiranía, hoy por hoy, se expresa en la aún enorme inequidad, en los altos e inhumanos porcentajes de pobreza en que se hallan sumidos nuestros países y que contrastan con la concentración de la riqueza en pocas manos”. Entiendo con ellos que las desigualdades son la mayor tiranía de nuestro tiempo y por superarla debemos de realizar nuestros mejores esfuerzos.

UNAS CUANTAS DEFINICIONES

A todo esto, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de laicismo? Miremos sin prejuicios una definición de diccionario, el de Oxford en el presente caso: Laicismo es una corriente ideológica que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y especialmente la del Estado, de toda influencia religiosa o eclesiástica.

Y la información añade respondiendo a la interesante pregunta: ¿Qué es el laicismo en la Ilustración? El laicismo es un movimiento ilustrado que defiende la autonomía de cada persona e impulsa su derecho a ser educado libremente sin adoctrinamiento dogmático.

Conviene destacar que el diccionario de la RAE lo define como: Independencia del individuo o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa. (Es decir, lo mismo.)

Y el diccionario panhispánico del español jurídico establece: Doctrina o corriente ideológica que promueve una completa independencia del Estado respecto de cualquier instancia religiosa. A continuación añade: Implica la exclusión del factor religioso del ámbito público, relegándolo a la esfera estrictamente privada de la conciencia individual.

Con estas definiciones por delante ¿cabe expresar que el Ecuador es un Estado laico? La constitución de Montecristi sostiene que sí, en el art. 1 pero, en el preámbulo de la misma Carta Magna se invoca “el nombre de Dios y reconociendo nuestras diversas formas de religiosidad y espiritualidad”.

Qué bueno eso sí que se diferencie religiosidad de espiritualidad.

En cualquier caso, en el Ecuador de nuestros días se conoce perfectamente la constante intromisión de lo religioso como marco para el debate de temas trascendentes; esto es: hay intromisión de lo religioso en la sociedad y en el estado, ni se diga en cada persona. El tratamiento del tema aborto es paradigmático. El ex presidente Correa aludió a su fe religiosa como argumento para no permitir la posibilidad del aborto terapéutico, imponiendo sus creencias sobre la vida de las madres ecuatorianas.

Para abundar en las ambigüedades entre la teoría y la práctica de nuestro texto constitucional, conviene refrescar incongruencias en el Capítulo sexto: Derechos de libertad, en su numeral 11: El derecho a guardar reserva sobre sus convicciones. Nadie podrá sr obligado a declarar sobre las mismas. En ningún caso se podrá exigir o utilizar sin autorización del titular o de sus legítimos representantes, la información personal o de terceros sobre sus creencias religiosas, filiación o pensamiento político ni –escuchen bien- ni sobre datos referentes a su salud y vida sexual, salvo por necesidades de atención médica.

Piensen en lo que plantea el proyecto de nuevo Código Orgánico de Salud y las prohibiciones y obligaciones a que se pretende someter a los médicos. Incluyendo el riesgo de perder su libertad si no dan información sobre casos de aborto espontáneo o no.

Sin duda, el sectarismo religioso es tanto o más dañino que el sectarismo político.

La masonería también tiene que trabajar tratando de erradicar todo tipo de enfermedades infantiles.

¿QUÉ HACER, POR DÓNDE EMPEZAR?

La mejor manera de defender el laicismo desde la Masonería es construyendo ciudadanos. Hombres libres y de buenas costumbres se nos ha llamado. No puede serlo quien no conozca los grandes sufrimientos a que ha sido sometida la humanidad en razón de los fanatismos de diversa índole, especialmente los vinculados a la práctica religiosa impulsada y fomentada por autoridades religiosas de diversa jerarquía.

Cabe acotar que hago el pensamiento de Santayana cuando define: fanático es aquél que redobla el esfuerzo habiendo olvidado el fin.

Por tanto, se daría un retroceso imperdonable si Instituciones como la Masonería Universal permiten que el Laicismo deje de seguir contribuyendo a la paz de las naciones, las sociedades, las familias o las personas. Pese a las contribuciones de ciudadanos integrales como Mejía, Mirabeau y tantos otros a lo largo del devenir histórico, bravas jornadas de hombres como nuestro hermano Eloy Alfaro se han requerido para lograr imponerlo como mecanismo de armonía nacional. Por supuesto, no desaparecen quienes sigan soñando en instalar teocracias. En el mundo son muy visibles los que todavía así piensan. Igualmente visibles las tensiones causadas, muchas de las cuales han derivado en sangrientas  guerras civiles.

Cabe entender a la ciudadanía más allá de los valores cívicos y urbanos que generalmente la definen. Un párrafo tomado de un libro titulado precisamente Ciudadanía, publicado por una consultora española, (Llorente y Cuenca) ayuda a entender a qué me refiero.

“Recuperar la dimensión humana de la ciudad y con ello, reafirmar la identidad de los que la habitan. Tema de gran calado que, como todo lo importante, empieza por lo pequeño, lo cercano. Porque mejorar la ciudad y los barrios, pasa por recuperar la influencia de sus habitantes en las decisiones que van a afectar al entorno inmediato en el que desarrollan sus vidas. Es, por tanto, el primer paso para la regeneración de ese antiguo invento, tan importante como deteriorado que se llama democracia ciudadana. De ahí que sea fundamental supeditar la formación de la ciudad a los auténticos intereses generales y no al simple crecimiento, exento de desarrollo, con la ocupación indiscriminada de zonas a criterio de quien quiera promover su urbanización.”

Mejor todavía va a resultar compartir… “la idea de ciudadanía que puso en circulación Thomas H. Marshall a mediados del siglo pasado y que, en teoría sigue vigente; un ciudadano sólo lo es si es triplemente ciudadano: poseedor de los derechos civiles, políticos y sociales. Dadas las muy amplias excepciones que soportan esos derechos en el segundo decenio del siglo XXI se puede concluir que la idea de ciudadanía sigue siendo revolucionaria, acota Joaquín Estefanía, autor del libro de donde extraigo la cita anterior y cuya lectura recomiendo: “Revoluciones. Cincuenta años de rebeldía. (1968-2018)” y la que a continuación sigue: “El sociólogo (alude a Marshall) atribuye a los siglos XVIII, XIX y XX cada una de las conquistas de las ciudadanías. En el siglo XVIII se logra la ciudadanía civil; es el tiempo de la revolución  francesa y la americana. Un siglo después, en el XIX, las contiendas se centran en los derechos políticos; poco a poco se van extendiendo los grupos que pueden elegir o ser elegidos representantes públicos. Por fin, en el siglo XX, se conquistan los derechos sociales y económicos; con el Estado de Bienestar se suman las libertades individuales y la participación democrática.”

De acuerdo, así ocurrió pero, en Europa. Por estas tierras nuestras,  la ciudadanía civil puede admitirse para un porcentaje ínfimo de la población; la ciudadanía política está en ciernes y la ciudadanía social es una de la que disfrutan muy pocos.

¿Cómo generar las ciudadanías incompletas y las que no existen, las ciudadanías sociales especialmente? Recomiendo leer a al jurista español Gerardo Pissarello, de manera particular su ensayo: “Los derechos sociales y sus garantías. Elementos para una reconstrucción”. En dicho trabajo hace un metódico recorrido desde la percepción dominante de los derechos sociales, la percepción histórica, la filosófico-normativa, la percepción teórica y la dogmática. En su capítulo final desarrolla: Los derechos sociales y sus garantías: por una reconstrucción democrática, participativa y multinivel.

Cito uno de sus párrafos conclusivos: “Ya Walter Benjamín denuncio el gran fraude que toda concepción mecanicista de la historia representa, en realidad, para los excluidos de sus beneficios. En opinión de Benjamín, si la idea del progreso había desempeñado una función crítica en los inicios de la Ilustración, tras el ascenso de la burguesía lo que se extendió fue la idea de su realización automática, lo cual, al cabo, era una forma muy eficaz de despolitizarla y de incitar a los grupos en mayor situación de vulnerabilidad a la inacción.”

Cuando leemos la Historia de la Masonería Universal, partiendo de la masonería primitiva en los textos del QH Hugo Noboa Cruz hasta el siglo XX, es notable observar como poco a poco la masonería fue perdiendo su voz y su voluntad de cambiarse a sí misma, tal cual los necesarios “aggiornamientos” cumplidos por la Iglesia Católica, que antes también cultivó nuestra augusta institución. Hasta los rituales han recibido modificaciones, hasta los Antiguos Linderos. Ahora algunos QQHH los consideran como textos sagrados.

Mientras tanto,  en el espacio dejado – la naturaleza aborrece el vacío – fueron resurgiendo las pretensiones reaccionarias.

El ya citado Joaquín Estefanía señala en su antes mencionado libro que:” El último medio siglo (1968- 2018) ha sido testigo  de una generación que amaneció a la madurez con la alegría revolucionaria de mayo del 68 y que se está jubilando en pleno vigor de una revolución conservadora y de los populismos de extrema derecha que amenazan con llevarse por delante muchas de las conquistas civilizatorias de este tiempo.

Tal cual expresó  el poeta que nació un día en que Dios estaba enfermo: Hay, hermanos, muchísimo que hacer.

Mi palabra.

Guayaquil, 15 de setiembre del 2020

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La religion de hoy no nos salva, nos condena. https://francmason.com/la-religion-de-hoy-no-nos-salva-nos-condena/ Mon, 05 Jul 2021 02:14:37 +0000 https://francmason.com/?p=1912 A lo largo de la Historia, la creencia religiosa ha ido perdiendo progresivamente su verdadero valor: el de liberar al ser humano de la abrumadora realidad.

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             Los albores de la religión se remontan, hasta donde conocemos, al Neolítico. Ya por entonces el ser humano se vio necesitado de una salida a su inexplicable contingencia terrenal. Y no hay más que fijarse en las pinturas rupestres que, interpretaciones divergentes aparte, nos dejan de manifiesto que nuestros primeros ancestros ya sintieron la urgencia de encomendar su devenir a fuerzas “sobrenaturales”: cuando la caza escaseaba, pintaban bisontes sobre los salientes de las cuevas que habitaban, y si las hembras de la manada no daban a luz, esculpían figurillas (exvotos), como la Venus de Willendorf, a las que rezar, para que estas resolvieran los problemas cuya solución no estaba a su mortal alcance. La función primera de la inteligencia humana es, desde mi punto de vista, la de hacer que su poseedor sea capaz de encontrar una vía de escape a sus continuos escollos vitales, sea buscando una resolución real o mítica (cuando no de ambos tipos).

            Hasta aquí todo va bien, la creencia religiosa consiste únicamente en la forma en que el hombre se defiende de lo empírico: es algo puramente humano, inmanente a nosotros mismos. Sin embargo, tan solo debemos recurrir a la Historia para reparar en que, milenios atrás, la religión abandonó la senda recta. Tanto es así que se convirtió en la causa principal de las más largas e importantes guerras: numerosos son los ejemplos al respecto.

            Llegados a este punto, una pregunta escrita en letras de sal y sangre se nos presenta: ¿por qué la fe se deformó hasta originar la bestia aberrante que conocemos hoy día? Rousseau responde: la culpa de todo la tiene la propiedad privada, y no le falta un ápice de razón. Unos párrafos más arriba lo he expresado, en un primer momento el hombre vivía nutriendo sus necesidades y descargando sus preocupaciones en pinturas y exvotos, sin imponer estos al resto de la comunidad, era un ser “asocial”. Sin embargo, una terrible jornada, hace muchísimo tiempo, alguien dijo, seguramente un hombre: “eso que hay ahí es mío”. El origen de todo mal. Con la propiedad surgieron las ansias de querer más, el ímpetu posesivo se extendió, y el ser humano se vio poseído por el ansia de poseer. Solo unos pocos lo consiguieron. Y fueron estos pocos los que hicieron surgir las clases sociales que, de una forma u otra, siempre han estado determinadas por el nivel económico: con el curso de los años solo han cambiado de nombre.

            Esos pocos que consiguieron hacerse con la mayor parte de la propiedad se erigieron en líderes de la comunidad, formando ellos mismos Estado o siendo los manipuladores del mismo desde la sombra. Así pues, fueron ellos quienes trastornaron la natural y verdadera esencia religiosa: desarrollaron creencias que favorecían sus intereses, que oprimían y exprimían a las clases subyugadas, tanto a aquella con la que eran un tanto más benévolos (clase media) como a aquella que era objeto de su desprecio más absoluto (clase baja). La religión trascendió la mentalidad colectiva, al hombre en su conjunto y lo alienó, pues se convirtió en uno o varios entes vivos y ajenos (hay quienes los llaman dios o dioses), creados por nosotros mismos que, volviéndose en nuestra contra, pasaron a ser nuestros más poderosos dueños: así habló Feuerbach.

            Con todo, yo siento, aún hoy, una acerada necesidad de defender el concepto puro y primitivo de religión.

            La fe es un asunto absolutamente personal: la libertad religiosa no redundaría sino en la extensión del pensamiento depurado, libre de toda carga ideológica. Acabaría, incluso, con la necesidad que sentimos hoy día por sobreponer nuestro interés al del resto, sería entonces el origen del Bien Común.

            Ahora me veo obligado a hacer un importante inciso: concibo como creencia  incluso el pensamiento ateo, y también defiendo esta concepción. André Comte Sponville ha escrito un libro titulado en francés L’esprit de l’atheisme (El alma del ateísmo). No quiero, en  ningún término, incurrir en el error de decir que todo ser humano debe desarrollar una creencia religiosa formada por dioses bien definidos, pues incluso considerar que no hay divinidad alguna es una forma de fe. La diferencia está en que el ateo no necesariamente busca el fundamento de los valores cívicos y/o éticos en una instancia transcendente, sino que siempre se remite al ámbito inmanente del mundo en el que vive.

            En resumidas cuentas, hasta el momento presente, he manifestado que la religión, su concepción auténtica y sana, no tiene la forma aberrante de nuestros días, no debemos confundir el término popular extendido con el nombre limpio y libre de las cargas procedentes de los intereses individualistas de los poderosos opresores, y que debe ser libre y personal.

            Surge una sospecha terrible: el dinero ha podrido nuestro más puro instinto espiritual.

            Después de hacer este breve estudio introductorio sobre cómo la religión ha ido perdiendo su genuina forma con el paso del tiempo, se hace necesario matizar algunos aspectos concretos:

La religión es un arma peligrosa: la creencia religiosa, como ya apuntara, es una de las más sofisticadas cualidades de la inteligencia humana: nos ayuda a huir de la realidad de los sentidos, es una de las muchas formas que puede adoptar la imaginación. Con ello no quiero decir que los ateos, esos que afirman que no hay nada divino ni superior, no tengan ningún tipo de alivio espiritual, pues la inteligencia humana alberga dentro de sí innumerables facetas, de las cuales, la posibilidad de crear una deidad quizás sea solo una de las más destacables (principalmente por sus consecuencias sociales y políticas a lo largo de la Historia). Aun siendo así, pese a ese papel liberador, esta capacidad humana les dio a los más convincentes, a los más carismáticos tal vez, la oportunidad de extender su forma de fe al resto de la comunidad, con el objetivo ya comentado de extraer de las mentes débiles provecho económico. Este hecho aterrador es fruto de la conjunción de creencia y propiedad, la cual, posteriormente, originaría otra unión aún más destructora: fe y razón, iglesia y estado (germen del actual capitalismo). Ahora bien, la razón que motivó al hombre a ansiar poseer, en detrimento de los demás miembros de la sociedad, atendiendo únicamente al interés individual, es hasta día de hoy desconocida. Tal vez la propiedad privada sea tan solo hija de una inteligencia primitiva inferior, muy por debajo de aquella que pugna por la construcción de una sociedad humana en la que todo esté a disposición de todos sin que ningún servicio esté supeditado a la riqueza económica: el Republicanismo (auténtico). Yendo más allá con ese concepto de inteligencia inferior y primitiva querría decir que con ello me refiero también al hecho de que aquella está tan extendida que a día de hoy el éxito en la vida se relaciona con el nivel económico alcanzado. Esta idea me resulta repugnante. En la actualidad se considera como triunfador a aquel que ha conseguido comprarse un yate, un súper deportivo o una mansión en la costa caribeña, aunque se trate del heredero de un imperio industrial que no llega ni siquiera al estatus de analfabeto funcional. Bajo mi punto de vista, y creo férreamente que debería ser la visión presente en la mente de toda la Humanidad, considero como triunfador a aquel que conozca, mediante el estudio, los entresijos de la historia, la filosofía, la matemática y demás conocimientos, siendo docto en uno de ellos o en varios, aunque esta persona viva en la más baja miseria o sea el más ínfimo de los trabajadores, pues habrá empleado su vida en cultivar la más pura esencia humana: la inteligencia. Esto, por las consecuencias que tiene a nivel ideológico, es justamente lo que se quiere evitar, pues no acabaría desembocando sino en el librepensamiento, y por tanto, en la independencia del capital así como también de la religión impuesta. Este es el único fin imaginable de una mente poseedora de los conocimientos antes descritos. De tal forma, podemos apreciar que de todo lo anterior se deriva que, tal y como se concibe hoy a nivel popular, la religión no es más que una forma ingeniosa mediante la cual un puñado de personas suficientemente poderosas y carismáticas le ha impuesto al resto de la población una serie de pensamientos que anulan toda creatividad, todo intento de autonomía intelectual, para que la masa se subyugue a sí misma creyéndose desvalida, con el consiguiente enriquecimiento por parte de los artífices de este engaño gigantesco.

La religión se ha convertido en un instrumento de diferenciación sexual: uno de los problemas más antiguos y graves de la Humanidad ha sido el empeño constante que ha existido por marcar a fuego las diferencias entre el hombre y la mujer con roles y atributos inventados y estúpidos bajo el objetivo de hacer que un sexo esté supeditado al otro, predominando casi absolutamente las ideologías que han puesto al hombre por encima de la mujer, a la que se ha venido a encuadrar dentro del llamado “sexo débil”. A este respecto religiones monoteístas como el Islam o el Catolicismo son las más potentes, dictando qué prendas debe llevar una mujer, cuándo puede salir de casa, haciendo creer a la humanidad que es ella la culpable de la existencia del mal o incluso justificando lapidaciones bajo pretextos absurdos. La inexistencia de religiones colectivas provocaría finalmente que hombre y mujer se convirtieran en las dos caras de la misma moneda: la moneda de la raza humana.

La creencia religiosa colectivizada origina diferenciación étnica: el otro gran error de la Humanidad es creer que los caracteres físicos originados por una determinada localización geográfica son motivo de superioridad de unos seres sobre otros. Esto se debe a que aquellos que decidieron propagar una religión tal, con el fin de subyugar a una cantidad de personas determinada dentro de su círculo social próximo, se dieron cuenta de que necesitaban crear una clase aún inferior a la ya clase baja, designada por ellos, para que esta última no sintiera su estatus degradado a lo más profundo del pozo nacional. Esta clase “subterránea” sería la ajena a la doctrina propia o simplemente esa cuyas costumbres escaparan a la reducida comprensión de los sujetos sometidos por los carismáticos líderes. Así nació el racismo y la xenofobia, entre otras barbaries de la historia humana.

La hipocresía de estos  líderes: los manipuladores son los únicos que no creen en la doctrina que predican, la fe aberrante es cosa destinada al vulgo. Un obispo, un papa, un emir  o un líder religioso cualquiera, conoce la falsedad de lo que con tanto fervor exalta y alaba. Ellos saben manejar sus mentiras y hacer que estas trabajen para su beneficio. Ellos se saben crueles mentirosos, lo cual no les impide amar con fuerza a su dios, pues es él el verdadero artífice del imperio construido bajo sus pies. Así, es el pobre de espíritu el que se encomienda a un dios que encumbra todo aquello que no está a su alcance, es el alienado, o el menor de edad, o el humano camello, el que se ve verdaderamente empujado a subyugarse a sí mismo a un ente con conciencia propia que limita su potencial. Podríamos imaginar incluso que (al igual que ocurre en la novela de Orwell, 1984, con la guerra que enfrenta a las tres grandes potencias entre sí alternativamente) los enfrentamientos que han enemistado a unas religiones con otras no son más que una gran estrategia ideada por las altas esferas destinada a mantener guerreando y odiando a sus adeptos. No debe de haber una gran diferencia real entre un emir y un papa.

            Uno de los puntos en los que más he insistido ha sido en que el actual liberalismo es fruto de las distintas religiones colectivizadas a nivel mundial (especialmente las tres grandes religiones monoteístas), y que la propia religión malograda y malinterpretada no es más que el fruto del ansia desatada por la propiedad privada. Sin embargo esto puede inducir a error: ¿si esto es tal y como yo lo he expuesto, en la época feudal, o en otras anteriores, cuando aún el liberalismo de Adam Smith no existía propiamente, qué ocurría?

            La Historia, y con ella la Humanidad, ha estado regida por los modos de producción. Sin embargo la creencia religiosa aberrante siempre ha tenido la misma forma, la misma intencionalidad, no ha variado un ápice su último objetivo: la explotación económica de la masa, concebida como un manso rebaño de bueyes que labran la tierra, que siembran el grano, que recogen el fruto de su esfuerzo y que por último les entregan a sus señores el resultado final. Durante la Edad Media, todo aquel que perteneciera al clero estaba exento de impuestos (y los nobles, el otro estamento privilegiado, estaba obligado a creer en el cristianismo y a cumplir una serie de compromisos clericales ineludibles). Posteriormente, ya en la Modernidad y en la Contemporaneidad, aun con algunas adaptaciones necesarias podemos ver cómo la Iglesia, en cualquiera de sus formas monoteístas sigue teniendo un papel, no solo predominante, sino opresor y privilegiado. Así pues, lo que intento decir, a grandes rasgos, es que el capitalismo ha existido siempre, solo que con distintos nombres. Entre Capitalismo e Iglesia se ha establecido un régimen cooperativo irrompible.

            Esto último tiene una marcada presencia en España. Nuestro país es constitucionalmente laico, y sin embargo la Iglesia no paga impuestos, los cargos políticos están obligados a hacer juramentos prosaicos con la mano sobre las Escrituras y poseemos aún una monarquía inútil, delictiva (aunque impune por ley), deficitaria y en forma de árbol, cuyos frutos no son más que personajillos corruptos e inmorales. Esto es tan solo una demostración de la forma en que la religión colectivizada ha ido caminando por el tiempo sin perder su prístina y sucia esencia aun con “actualizaciones” que se han hecho necesarias por causa de los cambios en el modelo económico. En resumidas cuentas, la Iglesia ha logrado engañarnos variando su doctrina en aspectos inútiles o superficiales, y manteniendo su finalidad primera, aquello para lo que fue creada. España es tan solo uno de los innumerables ejemplos.

            Con todo, el Cristianismo no es la única forma religiosa aberrante culpable de tropelías, engaños y mentiras. Creer esto mientras se toman como verdaderas otras religiones como el Islam o el Judaísmo sería errar enormemente.

            Por su parte, el Islam, como ya se mencionara superficialmente más arriba, es una forma religiosa que potencia hasta límites inimaginables la diferenciación entre hombre y mujer, poniendo al género masculino en una posición de superioridad absoluta y justificando actos crudelísimos, como las lapidaciones o el maltrato doméstico a la mujer (véanse programas televisados en países islámicos que enseñan a las mujeres a maquillarse para ocultar las heridas producidas por las agresiones de sus maridos). Finalmente encontramos el Judaísmo, en la cresta de la ola liberal. Este colectivo, aun siendo una etnia constantemente maltratada a lo largo de la Historia, ha encontrado en E.E.U.U. el lugar de descanso ideal, donde poner en práctica sus conocimientos bancarios, sobre prestamismo, etc. Cierto es que, de las tres monoteístas, la religión judía sea tal vez la menos recusable, ya sea porque su creencia no es tan discriminatoria, o al menos no tanto, o por defender a un pueblo que ha sufrido las inclemencias de la casi aniquilación. Su único “delito” (simplificando la historia inexcusablemente) es el de hacerse con el control y la propagación del capitalismo más férreo, sin olvidar que el Judaísmo no es sino el germen del Cristianismo (y, por ende, la iniciadora de la falsa moral de los esclavos o judeocristiana, como defendiera Nietzsche). Habría que valorar en este punto el motivo por el cual este pueblo ha sido tantas veces perseguido, aniquilado y expulsado, sin embargo esa es una digresión que excede el tema presente. En cuanto al resto de religiones, las cuales han sido innombradas hasta ahora, las politeístas (Hinduismo, p. ej.) u otras similares como el Budismo, o incluso las distintas ramas del Cristianismo, podemos observar que algunas, las menos, propagan un mensaje similar al expuesto en el presente ensayo. Sin embargo, no dejan de limitar a sus seguidores mediante prácticas basadas, bien en la más solmene de las meditaciones, bien en un recogimiento y un aislamiento insufribles.

            En este escrito he intentado sentar las bases de la que debería ser la verdadera creencia religiosa. He intentado defenderla y he tratado de expresar cuál es el panorama actual en cuanto a la fe. Así, no queda más que dejar de manifiesto de nuevo que la concepción pura de religión no consiste sino en la forma mediante la cual los seres humanos pugnamos por evadirnos de la cotidianidad. Ahora bien, me he permitido atrasar hasta ahora el punto crucial de la religión que propugno: he dicho ya que no es más que el modo en que nos evadimos de la realidad  cuando esta nos produce estrés o ansiedad o simplemente se interpone ante nosotros un escollo demasiado problemático como para no despertar en lo más profundo de nuestro ser una sensación de irremisible desazón. Acaso no sea más que el “aliento anímico de un mundo sin alma”, como decía Marx. Sin embargo, esta definición no es muy diferente de la que, en principio, podríamos aplicarle al Cristianismo o al Islam, por mencionar las “peores”. ¿Cuál es, pues, la diferencia? La creencia que yo defiendo, la “única y verdadera” requiere como principio primero y último la reflexión, el pensamiento abstracto, el cultivo de la inteligencia para que, así, cada uno de nosotros pueda formar una fe propia que desde dentro, nos inste a llegar más lejos, a saber más, a desarrollar nuestras propias ideas. Esta es la verdadera religión, la que nace del centro mismo del alma, o de la mente, o de la psiqué si se prefiere. Por ello imposiciones externas, tengan la forma que tengan, jamás podrán ser un método para la autorrealización personal, pues no nacen de cada ser, sino que han sido implantadas por personas de cuya existencia y forma real ni siquiera podemos estar seguros.

            Esta es la malinterpretación histórica de la creencia religiosa. Hemos sido engañados durante milenios, se nos ha hecho creer que las religiones están perfectamente delimitadas, numeradas, etiquetadas y catalogadas. Se nos ha manifestado que si crees en este dios, a aquel no puedes ni acercarte. Se ha intentado enterrar nuestra inteligencia. Se ha luchado con ahínco por neutralizar la capacidad que nos diferencia de cualquier otro animal, y se nos ha reducido a su mismo estatus obligándonos a luchar entre nosotros, a dinamitar desde el núcleo a la raza humana. Si queremos reconciliarnos con nosotros mismos debemos empezar por echar abajo toda creencia anacrónica. Solo así llegará el día en que las iglesias y las mezquitas y las sinagogas y todos los demás templos no serán sino lugares de reunión para historiadores y artistas y no para borregos que acuden a escuchar la palabra del portavoz de un ansioso y mezquino líder que tiene la vista puesta únicamente en extraer del mayor número posible de seres humanos hasta la última gota de intelectualidad y de paso su poca riqueza económica. Nos han obligado a creer que lo correcto es la resignación y que no debemos darle ningún valor al dinero, que es una materia podrida. Sin embargo, al final de la misa, una señora mayor pasa una cesta para que los feligreses echen su aportación, mayor que menor. Tienen razón, no debe importarnos nada la propiedad, debemos dársela toda a ellos, quienes sí saben apreciarla. La hipocresía, o el “doblepiensa” de Orwell, es la única forma adoptada por las religiones más extendidas hoy día, y el único camino posible para librarnos de ella, para entendernos como hermanos humanos, es creando una fe propia, personal e inalienable que nos empuje al Bien Común. Y que cumpla su verdadera función, esa que manifestara al principio del texto: liberarnos de la abrumadora realidad, y que no nos ancle a ella falsamente, intentando hacer que creamos en teorías que se destruyen a sí mismas de una forma constante e imperceptible. La religión de hoy no nos salva, nos condena.

Por Vicente Barba García, alumno  de Bachillerato del Instituto de Educación Secundaria de España. Presenta esta disertación filosófica sobre el rol de la religión en la sociedad actual, y la posibilidad de ser creyente defendiendo los principios laicos de la separación entre Iglesias y Estado, y la neutralidad del Estado y sus instituciones.

Fuente: EUROPA LAICA.

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Todo tiene su tiempo. https://francmason.com/todo-tiene-su-tiempo/ Wed, 30 Jun 2021 19:42:18 +0000 https://francmason.com/?p=1900 “Toca a cada Masón buscar individualmente los secretos de la Masonería, meditando sobre el significado de sus símbolos, y considerando sabiamente, por medio del análisis, lo que se dice y hace durante el trabajo. La Masonería no inculca sus verdades ella las expone única y concisamente; o las insinúa nada más; o interpone un velo entre ellas y la vista que sería deslumbrada por esas verdades. Busca y encontrarás el conocimiento y la verdad”.

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reloj-de-arena

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado”.  (Eclesiastés 3:1-2)

Hoy mi bebé Juan David está cumpliendo dos meses de haber visto la luz, luego de su simbólico paso entre columnas al momento de su nacimiento, iniciando así  los pasos de su camino como aprendiz que forjará  en sus primeros tres años de vida, tal como lo recorrió ya su hermanito y actual compañero Juan Sebastián.

Viendo crecer a mi bebé Juan David y recordando los pasos que recorrieron  Juan Sebastián y mi querida bebé María Camila (hoy en el oriente eterno),  me pongo a pensar en la cita bíblica de Eclesiastés atribuida  por muchos al Rey Salomón, y concluyo que son muy sabias dichas palabras, debido a que en nuestro proceso de formación y conocimiento del mundo exterior, no siempre tomamos un mismo camino para llegar a nuestro destino por más que contemos con los mismos maestros, teniendo como resultado que  cada cual maneja sus propios tiempos, sus momentos y sobre todo, la forma particular de aprender las cosas. Es por ello que los padres nos convertimos en unos  Maestros que en su tarea de orientar o guiar, brindan a sus hijos  las herramientas, principios, reglas, valores  y enseñanzas necesarias para que recorran a su propio ritmo el camino que los llevará a su destino, procurando afinar ciertas cosas para evitar  que en su recorrido  caigan en el lado oscuro; pero jamás como maestros estamos llamados a intervenir directamente sobre la forma específica, esquematizada  y concreta de cómo deben recorrer su camino de la vida.

En el caso particular de la masonería, como actual Seg:. Vig:. de mi  tall:., me pongo a pensar que el proceso de formación de los hijos es similar al proceso de formación de nuestros QQ:.HH:. Aprendices, pues como bien lo dijo el Q:.H:. ·. Carlos Cornejo López en 1957: “Toca a cada Masón buscar individualmente los secretos de la Masonería, meditando sobre el significado de sus símbolos, y considerando sabiamente, por medio del análisis, lo que se dice y hace durante el trabajo. La Masonería no inculca sus verdades ella las expone única y concisamente; o las insinúa nada más; o interpone un velo entre ellas y la vista que sería deslumbrada por esas verdades. Busca y encontrarás el conocimiento y la verdad”. Por tanto, si nos encontramos en una sociedad de hombres libres y de buenas costumbres, en donde la tolerancia,  la fraternidad y sobre todo el estudio personal guían nuestros pasos, me resulta a todas luces lógico pensar que no podemos exigirles a nuestros QQ:. HH:. Aprendices que inicien sin una previa y  adecuada  formación personal,  un proceso desenfrenado de   carrera masónica en pro de un ideal mal interpretado por algunos M:.M:., como sería el “crecimiento de la masonería“,  pues eso sería prácticamente esquematizar y malograr el proceso de  vida masónica de nuestros QQ:.HH:. y lo único que conseguiríamos con ello es hacerle un daño enorme al Q:.H:., pues al cosechar los frutos de su vertiginosa carrea masónica, tendríamos a un Q:.H: que pese a tener acumulación de grados,  títulos  y dignidades, simplemente sería  un M:.M:. que: 1) Ignoraría por completo  los fundamentos básicos de la orden a la que ingresó, pues carece de las herramientas suficientes que le ayuden a  buscar y encontrar  el conocimiento y la verdad, 2) Mal interpretaría los principios generales de la masonería, desconociendo con ello el cumplimiento de los antiguos linderos, las reglas y los estatutos de la orden, y 3) No entendería la razón de ser de la masonería, confundiéndola simplemente con una ONG, una institución castrense, un club social o lo que es peor, una agencia de empleos y trampolín de relaciones públicas.

Con lo anterior, quiero dejar claro que mi intención no es señalar como algo malo o inadecuado el hecho que  un Q:.H:. inicie y recorra  intensamente su proceso de vida masónica logrando en menos de un año de iniciado, el  exaltarse al sublime grado de M:. M:., pues cada cual bebe el cáliz de la sabiduría conforme sea el tamaño de su sed, y los propios estatutos de la orden establecen un mínimo de meses de intersticios  entre los grados que suman ocho meses. Por tanto, lo que busco es llamar a mis QQ:.HH:. de la cámara del medio a la reflexión sobre  nuestro papel como Maestros de los QQ:.HH:. Aprendices  y Compañeros de nuestros talleres, pues sí un Q:.H:. Aprendiz no se siente preparado aún para su aumento de salario o un H:. Compañero no se siente preparado para exaltarse como M:.M:.,  debemos respetar su decisión y no acosarlo porque ¿Qué masones le entregaríamos a la masonería, si no nos preocupamos por su formación personal,  y simplemente buscamos  garantizar el Quórum de maestros necesario en nuestros talleres o robustecer con ceremonias, las finanzas  de los mismos?

Si los talleres confieren grados muy rápidamente presionando  a sus aprendices o compañeros  para que inicien una desenfrenada carrera masónica, en donde pasen por los grados  sin detenerse a  conocer el trabajo propio de éstos   y mucho menos interiorizando  sus enseñanzas, lograremos en muy corto tiempo que se hinche la masonería y no crezca, pues  lo que conocemos por los libros de Aldo Lavagnini o Andre Cassard de lo que fue en sus inicios la orden se perderá por completo porque: 1)  Las enseñanzas de la masonería y sus principios generales, con el pasar del tiempo y producto de la ignorancia,  se degradarán cayendo prácticamente en el olvido; 2) La simbología  será  interpretada erróneamente para acomodarse a la comprensión vulgar de profanos con mandil; 3)  QQ:.HH:. sin méritos y ávidos de poder, se convertirán  en ciegos instructores dé hermanos que realmente requieren una formación seria, aumentando más aún la ignorancia de los nuevos masones que dirigirán los destinos de la orden en el futuro; y  4)  Las ceremonias solemnes se convertirán en triviales, pues el significado de su simbología no será discutida y mucho menos interiorizada por los recipiendarios.

Tal vez mis apreciaciones para algunos podrán sonar exageradas, pero una inadecuada formación masónica, una mala interpretación de los principios y postulados de la orden, y sobre todo el desconocimiento total  de lo que es la masonería,  igualándola con un club social, es lo que ha generado que profanos que interactúan con estos QQ:.HH:. faltos de formación, se hagan una mala imagen de lo que es en realidad la masonería, y se generen tantos mitos, leyendas e historias asombrosas de juegos de poder  que le traen una mala publicidad  a la masonería.

Por: Juan Manuel Alvarez Castellón
Trabajos Masónicos

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¿Por qué José de San Martín es el Gran Iniciado? https://francmason.com/por-que-jose-de-san-martin-es-el-gran-iniciado/ Sat, 19 Jun 2021 19:00:49 +0000 https://francmason.com/?p=1878 “Serás lo que debes ser o si no serás nada”, es la sentencia sanmartiniana de más clara raíz iniciática. Implica que tenemos que procurar convertirnos en únicos e irrepetibles; desplegar las esencias que el Creador nos ha otorgado y perseverar en no alejarnos del sendero personal. Por eso, aún frente a los obstáculos que más poderosos parecían, San Martín siguió adelante con su proyecto sin dispersarse ni enredarse en politiquerías ni “vuelos bajos”.

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17 de agosto. Se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del – para los argentinos – Padre de la Patria, ocurrido en 1850. Para los Masones es el Gran Iniciado.

¿Por qué la Hermandad – al menos en la Argentina – ha distinguido al general José de San Martín con tan honrosa y especial designación: Gran Iniciado?

Alcanza con conocer la biografía de este hombre singular para comprender de inmediato lo justo de así llamarlo.

Iniciado es toda aquella persona – varón o mujer – que atraviesa un conjunto de rituales y ceremonias tendientes a provocarle importantes transformaciones en su psiquismo.

La Iniciación es algo común a todos los pueblos originarios tanto como las sociedades secretas y esotéricas desde los albores de la Humanidad.

Para ingresar a la Masonería es menester completar una Iniciación.

Y eso fue lo que atravesó San Martín durante 1808 en Cádiz (España) cuando ingresó a la Logia Integridad Nº 7 cuyo Venerable Maestro (presidente) era el general Francisco María Solano, marqués del Socorro; de quien – precisamente – San Martín era su edecán.

Allí ha de haber hecho el Aprendiz juramentos de lealtad que, cuando consideró oportuno, no vaciló en quebrantar; en traicionar si vamos a decirlo con las palabras que corresponden. Pues cuando San Martín decide volver a América para liberar a estas tierras de la dominación española traiciona su juramento de lealtad al Rey de España así como a su logia. Empero, este hecho en sí mismo ya es conducente hacia la designación de “Gran Iniciado”. Pues un Iniciado es, ante todo, un hombre libre, racional y de buenas costumbres dispuesto a rectificarse cada vez que advierte que se ha equivocado, sea en sus acciones, pensamientos, sentimientos o, como en este caso, en sus juramentos. La rectificación es una constante en la vida de todo real Iniciado ya que entiende cuanta verdad hay en la sentencia: “Lo único inmutable es la mutación.”

San Martín, entonces, traiciona sus juramentos en busca de un bien superior, que es la libertad. Y no su comodidad o su libertad; sino que a través de su propia incomodidad ha de buscar la libertad de los pueblos oprimidos. Para lo cual pone en peligro su integridad física cuantas veces fuere necesario.

Llega San Martín al puerto de Buenos Aires y, de inmediato, comienza con la fundación de las logias lautarinas. Logias operativas y absolutamente secretas. El secreto cabe cuando los Iniciados trabajan para un cambio radical, revolucionario, conducente a mejorar las condiciones de vida de los demás. En cambio, cuando los miembros de una Orden Iniciática – la Masonería entre ellas – afirman que no guardan ningún secreto y que no son secretas (tal vez, apenas, discretas) es por que se han convertido en una simple asociación civil; un grupo de personas reunidas con algún fin benéfico o de estudios. En verdad no hay secretos pues nada renovador ni proactivo se está preparando para el bien de la comunidad.

“Serás lo que debes ser o si no serás nada”, es la sentencia sanmartiniana de más clara raíz iniciática. Implica que tenemos que procurar convertirnos en únicos e irrepetibles; desplegar las esencias que el Creador nos ha otorgado y perseverar en no alejarnos del sendero personal. Por eso, aún frente a los obstáculos que más poderosos parecían, San Martín siguió adelante con su proyecto sin dispersarse ni enredarse en politiquerías ni “vuelos bajos”.

San Martín es el ejemplo pleno del rol proactivo. Activo puede serlo un esclavo que obedece las órdenes de su amo. Proactivo es quien modifica su propia historia y, con ello, las de los demás. Es el generador de un tiempo impensable sin su presencia e intervención.

La condición iniciática implica la acción proactiva. Lo que quiere decir que no todo aquel que atravesó un ritual de Iniciación es, por eso, un Iniciado. Bien puede tratarse de un simple transeunte; algo así como un turista que ve algo pero que ese “algo” no lo transformar. No ocurrió así con San Martín quien cumplió a rajatabla con sus responsabilidades iniciáticas.

¿Cuántas noches pasó el Libertador durmiendo tranquilo con su esposa? ¿Cuántas tardes estuvo para acompañar por las calles a su hija? ¿Cuántas veces pudo decir estos días estoy cansado así que me tomaré vacaciones? ¿En cada caso decidió hacer el Libertador lo que convenía para la libertad del pueblo o lo que resultaba “políticamente correcto” y agradable al poder de turno?

Relata un viajero que le llamó la atención como eran los almuerzos de San Martín mientras preparaba en Mendoza el cruce de los Andes. Comía frugalmente, parado, sin sentarse, mientras seguía atendiendo obligaciones.

Dispuesto a todo esfuerzo, a cualquier sacrificio (oficio sagrado), seguro de la existencia de una fuerza divina que guía a cada humano en la medida que éste la acepte, a las renuncias que fueren necesarias por un bien superior, al ostracismo de sus últimos años. Esa es la forma de proceder de un Gran Iniciado.

Gran Iniciado y Masón cabal, por eso mismo San Martín nunca vaciló en encomendarse al Creador y rendirle respetuoso culto. Es que un Iniciado tiene clara consciencia de que tan sólo es una pieza en el infinito tablero cuya trama conforma el Gran Arquitecto del Universo. A partir de allí cada uno da a la Divinidad el nombre y las características que sus ideas y creencias le otorgan.

El Gran Iniciado nunca habría pensado que un humano es, apenas, un conjunto de reacciones físico químicas.

Cabe decir, finalmente, que José de San Martín, cuya historia de vida ha de ser motivo de atención para todo Masón como cualquier miembro de una Orden Iniciática fuera la que fuese, nunca participó en talleres de lo que puede llamarse “Masonería Argentina” ya que no la misma no existía mientras él transitó estas tierras.

En América del Sur sólo estuvo presente en aquellas logias que él mismo se ocupó de fundar – las que, como ya dijimos, eran absolutamente secretas y operativas – a los efectos de asegurar el triunfo de la revolución que, militarmente, encabezó.

NOTA: Antonio LAS HERAS es autor de SOCIEDADES SECRETAS: MASONERIA, TEMPLARIOS, ROSACRUCES Y OTRAS ORDENES INICIATICAS (Colección Anima Mundi, Editorial Albatros, Buenos Aires) obra ganadora de la Faja Nacional de Honor en el Género Ensayo otorgada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE); de JESUS DE NAZARETH, LA BIOGRAFIA PROHIBIDA (Ediciones Nowtillus, Madrid) y de MANUAL DE PSICOLOGIA JUNGUIANA (Editorial Trama, Buenos Aires) entre muchos otros libros de ensayos.

Fuente: Prof. Dr. Antonio LAS HERAS

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EL MASON Y LA PRÁCTICA DE LAS 4 VIRTUDES CARDINALES https://francmason.com/el-mason-y-la-practica-de-las-4-virtudes-cardinales/ Fri, 07 May 2021 21:59:52 +0000 https://francmason.com/?p=1860 El Mason se caracteriza por ser un hombre libre, de bien y de buenas costumbres, debe saber y poner en práctica las siguientes antiguas virtudes cardinales...

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INTRODUCCION

Con la presente Plan:. comparto las principales Virtudes Cardinales  que como Masones debemos conocer y ponerlas en practicas en nuestra vida cotidiana.

DESARROLLO

La  Virtud es la cualidad  que se considera moralmente buena en una persona que produce un efecto positivo en el ser humano. El Mason se caracteriza por ser un hombre libre, de bien y de buenas costumbres, debe saber y poner en práctica las siguientes antiguas virtudes cardinales:

Primera Virtud Cardinal es la Prudencia.

La Prudencia es la moderación o cautela en la manera de ser o actuar. En Masonería se puede entender por Prudencia el accionar dictado por la Razón.  Se dice que el hombre es un ser racional, sin embargo son las emociones, pasiones e instintos los que dominan la conducta del hombre no preparado.

Prudencia es dominar esas emociones y pasiones para ajustar nuestro comportamiento a los dictados de nuestra razón, teniendo en cuenta, con total discernimiento, la motivación y consecuencia de nuestros actos y su correspondencia con las Virtudes que practicamos y Principios que sustentamos.

Entendemos también por Prudencia el dominio de la palabra, objetivo también representado  por el signo de aprendiz. El dominio del Silencio, como  espacio para la reflexión, la discreción ante los secretos, masónicos o profanos y el hablar poco y hacer mucho, son expresión viva de la Prudencia.

Segunda Virtud Cardinal es la Templanza.

El diccionario define la Templanza como una “virtud cardinal, consistente en moderar cualquier tipo de apetito, sujetándolo a la razón”. Completa la definición con conceptos de moderación y sobriedad.

Vemos aquí los mismos elementos que en la Prudencia. Apetitos, que son resultado de instintos y emociones, y el factor regulador de la Razón, para ponerlos en su justa medida. El Masón no debe sucumbir a la tiranía de los vicios, porque es un hombre libre. Ser Masón es ser frugal, moderado y sobrio, en gustos y comportamientos. El Masón se contenta sin lujos, sufre sin quejarse y es resignado ante el infortunio.

Tercera Virtud Cardinal es la Fortaleza.

El Masón debe ser fuerte.  Esa Fortaleza es consecuencia de la Perseverancia y la Templanza y está moderada por la Prudencia.

Es la Fortaleza necesaria para llevar a cabo la tarea, con energía y perseverancia. Es la Fortaleza que se convierte en Valor, cuando hay que arrostrar los peligros inevitables. Es también la Fortaleza necesaria para ser sustento de otros más débiles.

Cuarta Virtud Cardinal es la Justicia.

Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde. No es tarea del Masón ser Juez. Nuestro código de moral dice “No juzgues ligeramente las acciones de los hombres; no reproches y menos alabes; antes procura sondear bien los corazones para preciar sus obras”.

 No es fácil descubrir las intenciones de los hombres y sus motivaciones, tanto cuando hacen el bien como cuando hacen el mal. Es por eso que el Masón no juzga ligeramente. Sin embargo el Masón vive en este mundo y debe reaccionar ante la injusticia, con Fortaleza, pero también con Prudencia.

La justicia humana dista de ser perfecta, pero es anhelo del Masón que sus propios trabajos sean siempre Justos y Perfectos.

El Masón tiene un carácter constructor, tiende siempre a la edificación, a la construcción y no a la destrucción. Esto significa que el Masón es un hombre que se define por lo que demuestra en su acción, en la acción de sus trabajos en logia y en la acción de su vida profana.

 El Mason lleva su espada en la mano izquierda, con la punta hacia abajo en actitud de defensa, no de ataque. Con la mano derecha realiza su tarea, pero está dispuesto a defender sus principios sin vacilación, con Perseverancia, Templanza y Fortaleza, el Código Moral dice “Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás la inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares”

CONCLUSION

El Mason realiza sus obras con Amor. El Masón hace todo lo que hace por Amor, Amor a la Humanidad, Amor a la Familia,  Amor a la Verdad, Amor a los Hermanos, Amor a la Libertad, Amor por la Justicia, es el Amor el motor de todo su accionar.

M:.M:. Mario L. Benítez Reyes
Paraguay

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Masonería y Estado Laico en Colombia https://francmason.com/masoneria-y-estado-laico-en-colombia/ Wed, 05 May 2021 18:14:42 +0000 https://francmason.com/?p=1813 La implementación de las ideas separatistas de Iglesia y Estado en nuestro país no fue un hecho aislado, que se dio por evolución espontánea. Las batallas dadas por sus gestores ante la férrea tradición heredada de España en materia religiosa ocasionaron múltiples reacciones de toda índole.

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Las expresiones religiosas de los diferentes pueblos amerindios que habitaban en el territorio de lo que hoy conocemos como Colombia eran múltiples y de un rico contenido en los conceptos de su cosmogonía, que buscaban, entre otras cosas, encontrar el sentido a la existencia del ser humano.

I. INTRODUCCIÓN
En la época de la expansión europea a nivel mundial, España se solidifica como la abanderada de la religión cristiana y en el adalid para la consolidación de un gran imperio de ultramar. Para ello, el Estado español y la Iglesia, se unen bajo una serie de medidas y acuerdos avalando así las políticas de evangelización y la organización eclesiástica en toda Hispano­ américa. Todo el acervo cultural, religioso y social de los indígenas fue remplazándose por las ideas y moral cristiana.

En sus políticas de conquista espi­ritual, España aplicó en gran medida las normas del Derecho Castellano bajo la forma que conocemos como Derecho Indiano. De igual manera auspició el Patronato Regio, a través del cual los Papas concedían a los Reyes, especialmente de España y Portugal, un conjunto de privilegios y facultades, a cambio de que estos apoyaran la evangelización y el establecimiento de la Iglesia en América. Este Patronato permitió que la Iglesia contara con numero­ sos misioneros y dispusiera de los recursos económicos y financieros necesarios. Esta estrecha complici­dad, en la que cada uno de los protagonistas necesitaba del otro, es, en esencia, la forma primigenia de lo que hoy conocemos como relación Estado-Iglesia.

En el año 1610 se estableció en Cartagena el Tribunal de la Santa Inquisición, también llamado Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, para inquirir y castigar los delitos contra la fe. Los casos que se juzgaron iban desde la bigamia, hasta la práctica del protestantismo. En la Nueva Granada, la Inquisición se encargó, además, de reprimir la propaga­ción de las tradiciones paganas de los negros y de censurar las obras literarias que atentaban contra los dogmas de la Iglesia Católica.

La Inquisición, como tribunal ecle­siástico, aunque solo tenía competencia sobre cristianos bautizados, durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir en España ni en sus territorios dependientes libertad de cultos, su acción en la práctica se extendía a la totalidad de los súbditos del rey de España. Fue un mecanismo represivo, carente de tolerancia, con el que se desvirtuaban y se coartaban los conceptos de libertad de conciencia y de pensamiento, libertades inalienables del ser humano y base de la laicidad moderna.

En América, la Inquisición fue impuesta por Felipe II, en 1570, y tuvo tres centros jurisdiccionales: México, Lima y Cartagena de Indias.

II. CONSTITUCIONES DE COLOMBIA Y SU RELACIÓN CON LA IGLESIA
La influencia del pensamiento ilustrado, que incluye el sentido del pluralismo en el Nuevo Reino de Granada se manifiesta en el desarrollo del espíritu científico e investigativo de las generaciones que participarían de algún modo en las gestas emancipadoras. En el sector de la educación neogranadi­na, por ejemplo, la influencia de los métodos racionalistas, experimen­tales y prácticos juegan papel importante en el cambio de mentalidad generacional.

La implementación de las ideas separatistas de Iglesia y Estado en nuestro país no fue un hecho aislado, que se dio por evolución espontánea. Las batallas dadas por sus gestores ante la férrea tradición heredada de España en materia religiosa ocasionaron múltiples reacciones de toda índole. El entorno político, social y religioso que rodeaba a la sociedad colombiana de ese entonces no podía, de buenas a primeras, aceptar tal exabrupto, con lo cual, quienes así lo pensaran, quedaban expuestos a la excomunión de la fe cristiana.

Las primeras manifestaciones de la necesidad de una educación laica en Colombia aparecen en el Siglo XIX de la mano del prócer colom­biano Francisco de Paula Santander, masón Grado 33°, quien, influenciado por las lecturas de Jeremy Bentham creó colegios con espíritu liberal y laicista. Para esta época, la masonería colom­biana empezaba a tomar papel importante en la implementación de la separación de poderes. Es así como en la Constitución de 1863, la masonería, a través de sus legisladores, plasma su filosofía impulsando la educación primaria obligatoria, gratuita y laica y promoviendo la capacitación de los maestros. De igual manera organizó la educación superior, especialmente con la creación de la Universidad Nacional, en 1867. Cabeanotarqueel57 por ciento de los diputados firmantes de esta Constitución pertenecían a la Masonería Colombiana.

Fue tan trascendental la presencia e influencia de la masonería en el seno del Partido Liberal, que como bien anota Gilberto Loaiza Canal “hablar de un Partido Liberal colombiano en el Siglo XIX es erróneo. En vez de la estructura moderna de un partido político sería más preciso hablar de un conjunto de solidaridades reunidas en torno a logias. Es decir, las tendencias liberales se agruparon y se expresaron en la organización masónica.!

El descontento de los conservado­ res ultramontanos por las medidas laicas adoptadas en la educación, sumado al espíritu abiertamente anticlerical de los liberales lidera­ dos por el masón Aquilea Parra, condujeron a una Guerra Civil, entre 1876 y 1877. La guerra alcanzó grandes dimensiones, por el número de efectivos y su mortandad tan elevada. Buena parte se debió al apoyo que dio la Iglesia Católica a los rebeldes, lo que les permitió acrecentar sus filas, considerando al conflicto como una “Guerra Santa”. En el año 1886, los sectores conservado­ res ortodoxos de la época, asocia­ dos con un clero ávido por recuperar el protagonismo social y “poder político” no estaban cómodos con los principios pluralistas de los liberales y, mucho menos, con el carácter anti dogmático de la Constitución de 1863. Nace, entonces, la Constitución de 1886, que le puso fin a un “Estado de fuerte inspiración liberal, en el que se consagraba ampliamente la libertad religiosa, se reconocía el pluralismo religioso, se establecía la independencia entre las iglesias y el Estado y se eliminaba toda forma de confesionalismo religioso, dado que se da ahora paso a un Estado confesional, en el que se privilegió a la religión profesada por la mayoría de los colombianos”

Esta constitución regirá a Colombia por algo más de 100 años, hasta no hace mucho tiempo, cuando nace la “Constitución de los Derechos”, conocida como Constitución de 1991. En ella se reconocen y consagran tanto los derechos funda-mentales clásicos nacidos en la Revolución Francesa, como también, los derechos económicos y sociales, propios del Estado Social de Derecho. La Constitución del 91, según Lemos Simmonds desconoce a la Iglesia Católica como “la religión de la nación” que consagraba la Carta de 1886. Sin ser atea, ya que invoca “la protec­ ción de Dios” en su Preámbulo y reconociendo además la libertad de cultos (Art.19) sin ningún límite, desconoce la supremacía que la Iglesia Católica mantenía a través del Concordato. Además contem­ pla la libertad de la educación religiosa expresada en el artículo 68 y la suspensión de los efectos civiles del matrimonio católico por divorcio, que prevé el artículo 42. En resumen, la Constitución del año 1991, que hoy nos rige, es clara en sus conceptos de libertad de conciencia, religiosa y de cultos, y establece, por lo tanto, la separa­ción de poderes

III. LA MASONERIA COLOMBIANA Y EL LAICISMO
La masonería colombiana siempre ha propendido porque el laicismo activo o positivo, como movimien­to emancipatorio, defienda la libertad religiosa y se oponga a que las instituciones sea cual fuere su carácter, públicas o privadas, dificulten el pluralismo bien sea étnico, político o religioso de una sociedad. Sin embargo, Colombia, un país laico constitucionalmente, transgrede con relativa frecuencia este derecho, en gran parte por el desconocimiento dentro de la población de la noción de laicidad que en ocasiones es percibida como anticatólica, y en otras, por la eterna necesidad de la Iglesia Católica de querer estar intervi­niendo, para su beneficio, en temas que le son de total incumbencia del Estado, y de éste por ganar partidarios políticos, con favores espirituales.

Defensora de la separación de poderes, del pluralismo religioso, de la libertad de conciencia y expresión, la masonería universal, en general, y la colombiana, en particular, juegan papel preponderante en la expansión e implementación de un laicismo activo o positivo, que permita el ejercicio del mismo para beneficio de una sociedad.

Para ello debemos mediar sin propiciar ningún tipo de colisión, que los dos protagonistas Estado­ Iglesia reconozcan, no en la teoría, sino en la práctica diaria, lo que le es debido a cada uno de ellos. Nuestra sociedad urge de una cultura de la tolerancia activa, piedra angular de la laicidad.

IV. PROPUESTA Y METODOLOGÍA
A.- Desarrollar e implementar un programa de estudio detallado del tema de Laicismo no solo en las Logias que están bajo la jurisdic­ción de la Gran Logia de Colombia, sede Bogotá, sino también en las Cámaras 30° del Escocismo en todo el país. Recordemos que es en esta Cámara, en donde estudiamos la relación entre el Estado (Felipe IV el Hermoso) e Iglesia (Papa Clemente V).

B.- Elaborar proyectos de ley que sean inicialmente discutidos y conceptualizados desde el seno mismo de la masonería colombiana y luego presentados como tales al Senado de la República de Colombia.

C.- Intercambio de información y experiencia de la participación de la masonería en países con tradición laica, como México y Uruguay, y estudio de la factibili­dad de aplicación en nuestro país.

Augusto Pareja Carazo
Coordinador Oriente de Bogotá

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Moral atea https://francmason.com/moral-atea/ https://francmason.com/moral-atea/#comments Wed, 05 May 2021 18:02:04 +0000 https://francmason.com/?p=1809 La moral ha venido progresando lentamente gracias a consensos que se hacen más generales cada vez. Es verdad que en un principio las bases fueron religiosas, pero a ellas se les fueron introduciendo novedades. Una de las primeras fue la de “no hacer al otro lo que no quieres que te hagan a ti”

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Algunos parten de la falsa premisa de que los sistemas morales dependen de la religión.

Hace poco fuimos testigos de la santa indignación del doctor Alejandro Ordóñez ante unas declaraciones del ministro Alejandro Gaviria, en las que reconocía ser ateo aunque respetuoso de las creencias de los demás. Lanzó Ordóñez tuits como: “Colombia es un país creyente, por eso no merece ministros ateos que promueven la cultura de la muerte”.

El doctor Ordóñez parte de la falsa premisa de que los sistemas morales en la humanidad dependen de la religión. Esa premisa no está de acuerdo con los hechos. Hay miles de ejemplos (y no dudo de que él conozca muchos) de gente que siendo muy piadosa actúa inmoralmente, y de personas intachables que no son creyentes.


Pero el asunto es aún más de fondo. Las religiones aportaron códigos de comportamiento para que la gente pudiera convivir (sin matarse demasiado) en sociedades primitivas.Algunos naturalistas encuentran el origen de la moral en la ventaja evolutiva de supervivencia que da una cierta disposición altruista. Tal vez sea así, pero lo seguro es que la moral no es un mandamiento absoluto de origen divino.

Hoy se acepta que la vida en la Tierra surgió hace unos 4.000 millones de años; la especie humana, hace unos 200.000 y las más viejas entre las actuales religiones, hace apenas 4.000. Si el mandamiento de respetar la vida, por ejemplo, proviniera directamente de Dios, habría existido por siempre y sin modificaciones (y los tigres serían vegetarianos).

La moral ha venido progresando lentamente gracias a consensos que se hacen más generales cada vez.

La verdad es que la moral es humana y ha evolucionado con el desarrollo de la civilización. Hay disposiciones en los libros sagrados que nos parecen hoy inaceptables: no comulgamos con la esclavitud, ni la lapidación ni la pena de muerte por herejía o apostasía; creemos que las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos, y que los hijos no son propiedad de los padres. Las religiones dominantes aceptan la pena de muerte (y la aplican, o la aplicaron en el pasado reciente) mientras que muchas sociedades laicas la prohíben.

La moral ha venido progresando lentamente gracias a consensos que se hacen más generales cada vez. Es verdad que en un principio las bases fueron religiosas, pero a ellas se les fueron introduciendo novedades. Una de las primeras fue la de “no hacer al otro lo que no quieres que te hagan a ti”. Pero ese lema limitaba su definición del otro a un vecino cercano, no al de la tribu de al lado. Algunos filósofos consecuencialistas empezaron a definir el acto moral de acuerdo con los resultados que producía. Sus definiciones resultaron insuficientes porque es posible que les vaya bien a muchos a costa de la desgracia de algunos. Otros filósofos, como Kant, exigieron que la norma moral tuviera un carácter absolutamente general, que se aplicara a todos. Otros, como Rawls, mostraron que esto se podía lograr si la norma se diseñaba sin saber a quién se le aplicaría. El progreso no fue lineal.

Hubo retrocesos en los que algunos se adjudicaron, a la fuerza, derechos sobre la vida de los otros, para favorecer a su raza, su nación o su clase. Pero, por suerte, el consenso tiende a ser cada vez más incluyente, a “expandir el círculo”, como lo describe Peter Singer.

Un problema serio de las morales basadas en religión es que se aplican solo a sus propios feligreses (tal vez no en el discurso de algunos teólogos sofisticados, pero sí en las doctrinas oficiales). Se salvará el que crea en la religión verdadera y se condenarán los demás. Pero ¿cómo se puede saber cuál es la verdadera, si todas reclaman serlo? Si fuera el islam, por ejemplo, nos podríamos reunir a discutir eternamente estos temas en el infierno, el ministro Gaviria, el doctor Ordóñez y yo. Porque, aunque tengamos ideas diferentes sobre el aborto, la eutanasia o el matrimonio homosexual, seremos los tres igual de herejes.

MOISÉS WASSERMAN
Diario El Tiempo, Colombia.

Gentil aporte de A. Jiménez B.

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Junzi, el masón histórico de China https://francmason.com/junzi-el-mason-historico-de-china/ Mon, 03 May 2021 21:13:10 +0000 https://francmason.com/?p=1785 Como otros filósofos eminentes, Confucio se sentía profundamente alejado de su tiempo, como ritualista, Confucio había pasado mucho más tiempo redefiniendo el papel del junzi: el verdadero caballero debía ser un estudioso y no un guerrero.

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Como otros filósofos eminentes, Confucio se sentía profundamente alejado de su tiempo, como ritualista, Confucio había pasado mucho más tiempo redefiniendo el papel del junzi: el verdadero caballero debía ser un estudioso y no un guerrero. En lugar de luchar por el poder, el junzi debía ser un estudioso de las normas de la conducta correcta, tal y como la mandaba el li tradicional de las costumbres familiares, políticas y sociales. Una vez Confucio dijo: “yo he sido fiel a los antiguos y los he amado, yo no he agregado nada”; normalmente se sentía inclinado a reanimar lo antiguo para conseguir conocimiento de lo nuevo.

Confucio prefería no hablar del cielo, no estaba interesado en la Metafísica y disuadía de la charla Teológica. Cuando un aprendiz le pregunto como podía un Junzi servir a los Dioses, Confucio replicó: “Hasta que hayas aprendido a servir a los hombres, ¿cómo quieres servir a los espíritus? y como el aprendiz insistía, preguntó como era en realidad la vida de los antepasados, Confucio volvió a replicar: “Hasta que no sepas algo de los vivos, ¿cómo pretendes saber algo de los muertos?. Confucio no era ningún escéptico, practicaba los ritos tradicionales de una forma muy meticulosa. Como los sabios hindúes comprendía el valor del silencio y decía: “yo preferiría no tener que hablar”, se quejaba alguna vez.

En lugar de perder el tiempo en especulaciones teológicas sin sentido, la gente debía imitar al cielo y mantener un silencio reverente, entonces quizá, también se convertirían en una fuente potente en el mundo, en lugar de preocuparse por la vida en el más allá, la gente debía aprender a ser buena aquí, sus discípulos no estudiaban con él para adquirir información esotérica acerca de dioses y espíritus.

Su última preocupación no era el cielo, sino el camino. La tarea del Junzi era avanzar cuidadosamente por el camino, dándose cuenta de que éste en sí mismo tiene un valor absoluto. Así lo conduciría no a una persona o algún lugar, sino a una condición de bondad trascendente.

Los rituales eran el mapa de carretera que los pondría en el camino.

Todo el mundo puede convertirse en un junzi decía, quien, para Confucio representaba al ser humano plenamente desarrollado.

Ya en muchas disertaciones he mencionado que precisamente los rituales masónicos son fórmulas que nos llevan a un resultado y que cuando la fórmula no es llevada a cabo según las especificaciones no hay un buen resultado, el masón como el junzi se parecen en ello, ambos buscan la perfección en este mundo, alcanzar un desarrollo moral que permita por medio de determinadas acciones concretas, un resultado visible, es decir, un ser humano perfeccionado.

El camino chino como la masonería en sí mismos tienen un valor absoluto, solo que a veces perdemos la vista fuera del camino y no vemos hacia dónde vamos.

El masón como el junzi no buscan un premio al morir buscan un cambio que acontezca en esta vida y para ello se han trazado fórmulas de antiquísima, que han probado a sus seguidores dar resultados, de estas enseñanzas podemos sacar mucho material para reflexionar y pensar si estamos siguiendo el camino que nos marca la masonería o solo hemos estado perdiendo el tiempo.

L. Figueroa – Red Masónica

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Aspectos Masónicos en la vida de Carl Gustav Jung https://francmason.com/aspectos-masonicos-en-la-vida-de-carl-gustav-jung/ Wed, 28 Apr 2021 19:12:46 +0000 https://francmason.com/?p=1730 De la relación de C. G. Jung con la Masonería, el dato más frecuente que puede hallarse es respecto de su abuelo – Carl Jung, médico cirujano de la Universidad de Basilea – quien fuera Gran Maestre en Suiza.

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En una de sus novelas Agata Christie hace decir a su distinguido detective Hercules Poirot:
“A la gente hay que dejarla hablar, porque – finalmente – siempre terminan diciendo la verdad”.

Esto es válido para la siguiente afirmación expresada en el seno de un reciente encuentro internacional de psicoanalistas: “Otro colega hace un paralelo entre la masonería y el comité secreto de la Internacional Psychoanalitical Association…” (1)

JUNG Y LA ORDEN MASONICA

Carl Gustav Jung (1875/1961, creador de la Psicología Analítica ) fue hermano masón y alcanzó el grado de maestro. Tal pertenencia a la Masonería Universal (sobre la que poca documentación histórica hay al alcance del mundo profano) ayuda – cual verdadero hilo de Ariadna – a entender algunos de los reales motivos – usualmente ocultos – de algunas de sus conductas y actitudes que todavía siguen siendo motivo de investigación y análisis para conseguir entender cabalmente uno de los momentos constitutivos y más apasionantes de la historia de la psicología del siglo XX. A nuestro juicio jamás podrá comprenderse cabalmente lo ocurrido sin atender al hecho de su pertenencia a la orden masónica, lo realizado en ella y como mucho de lo aprendido en el campo iniciático fue volcado tanto en su vida así como en sus obras.

Es correcto que resulta muy difícil constatar en forma directa lo que aquí enunciamos. Ante todo, tengamos en cuenta que si bien algún material documental hubo, en su mayoría se perdió, fue destruido accidental o intencionalmente o todavía está guardado siguiendo ancestrales procedimientos.

Hoy, la Masonería se define como “discreta”; pero tiempo hubo en que necesitó ser “secreta” como cuando fue perseguida – por el fascismo, el nazismo y el franquismo – y sus miembros (y familiares) asesinados, torturados o, en el mejor de los casos, encarcelados en condiciones lacerantes.

De la relación de C. G. Jung con la Masonería, el dato más frecuente que puede hallarse es respecto de su abuelo – Carl Jung, médico cirujano de la Universidad de Basilea – quien fuera Gran Maestre en Suiza.

Como para cualquier investigador avezado son innegables las múltiples huellas masónicas e iniciáticas que se encuentran en la vida y obra de este notable hombre, hay los que concluyen afirmando que se deben a “influencias” de su abuelo. Es decir, que su abuelo paterno le habría transmitido en conversaciones y lecturas dichos saberes y conocimientos. Lo que a nuestro parecer es altamente improbable.

Pero, aún así, cuando las pruebas concretas no están al alcance de todos, igualmente es posible investigar a través de indicios y datos que surgen de hechos que, a ojos profanos, han de pasar inadvertidos.

LABRAR LA PIEDRA BRUTA 

Labrar la piedra bruta es una manera simbólica de manifestar el deseo que todo buen masón tiene, permanentemente, por desarrollar su espíritu e intelecto, convertirse cada día en mejor persona. La imagen, utilizada actualmente en las logias, está tomada de los masones operativos, aquellos que trabajaban en las canteras y construían catedrales. Pero, sin dudas, procede de mucho antes porque, en verdad, es una idea funcional a la Alquimia: a medida que se hace la obra externa va aconteciendo la Obra interna. (2)

Estas consideraciones previas las hacemos para que resulte comprensible por qué pulir piedras que arrojaba el lago próximo a su residencia fue algo tan esencial y permanente en la vida de Carl G. Jung. Es más, al igual que aquellos originarios masones operativos, el sabio suizo construyó – en buena parte con sus propias manos – la Torre de Bollinghem; una edificación sin electricidad, ni gas, ni agua corriente que utilizaba para aislarse a veces por semanas, a veces por meses.

El estilo de la torre – erigida exclusivamente en piedra tallada manualmente – así como los símbolos grabados personalmente por Jung nos remiten directamente a un profundo conocimiento masónico.

Su capacidad para esculpir y tallar la roca no disminuyó con el paso de su vida. A los 75 años manejaba muy bien los materiales y la piedra.

Cuenta su discípula Marie-Louise von Franz:

“… me decía el hijo de un picapedrero de la comarca: ´Los albañiles no saben ya trabajar con piedra natural; pero el viejo Jung, allá abajo, junto al lago, sí que sabía aún como se maneja bien la piedra´”.

Von Franz, que trabajó al lado del sabio suizo, comprendió enseguida las dificultades que éste tenía para transmitir sus conocimientos. Advirtió que había un lenguaje “secreto” en muchos de sus trabajos. Ella entiende que “cuando descubrió a los antiguos alquimistas halló finalmente una forma con la que expresar y comunicar sus vivencias y convicciones más personales conectándose con una tradición histórica” (3). Desde nuestra óptica – y como se verá al final del artículo no somos únicos al pensar de este modo – el lenguaje junguiano es, esencialmente, esotérico e iniciático, por lo que en el mismo se encuentran claves alquímicas – es verdad – pero en ningún modo ajenas a las habituales del universo masónico.

EL CIRCULO ERANOS

De acuerdo a nuestras investigaciones – cuyas fuentes mantendremos en el anonimato pues así nos lo han requerido – el sabio suizo alcanzó el grado de Venerable Maestro; es decir llegó a la presidencia de una logia sobre cuyo nombre – también – mantendremos silencio.

Lo aprendido en esta tarea le permitió convertir a un encuentro anual, organizado y financiado por una holandesa, en una organización paramasónica dedicada a tratar aquellos asuntos que desde siempre interesaron a la Orden. Se trató del Círculo Eranos. Creado en 1932 y que siguió reuniéndose hasta 1988, casi tres décadas después de fallecido C. G. Jung.

Cada año, Eranos procuraba reunir destacados representantes de diversas culturas y disciplinas para ocuparse de un tema en especial. Las cuestiones que fueron tratadas en aquellos años realmente asombran; pues son los asuntos que hoy, ya en el Siglo XXI, siguen requiriendo respuestas. Investigar hacia qué dirección apunta la evolución humana, qué contexto le es propio al hombre, los condicionantes de la cultura o los procesos para una Europa unificada.

Los trabajos expuestos en cada ocasión fueron reunidos en la publicación Eranos Jahrbücher, cuya lectura muestra las nada comunes formulaciones y los todavía menos comunes tratamientos de dichos temas, que apuntaban al esclarecimiento de los modos de ser, de pensar y de sentir.

Para entender mejor qué era el Círculo Eranos y cuál la tarea desempeñada allí por C. G. Jung, transcribimos a Mircea Eliade:

“Este verano en Azcona se ha hablado mucho de Job y Yahvé; el último libro de Jung se llama, en efecto, Respuesta a Job. Como todos los años desde 1932, el profesor Jung ha pasado la segunda quincena de agosto en Ascona, a orillas del Lago Mayor, para asistir a las conferencias organizadas por el círculo Eranos. Algún día tendrá que escribirse la historia de este círculo tan difícil de definir. Fue Rudolf Otto quien le dio nombre: en griego, eranos significa «comida frugal donde cada uno aporta su parte». Eranos es la creación del entusiasmo, de la voluntad y de la perseverancia de la Sra. Olga Fröbe-Kapteyn, holandesa educada en Inglaterra pero establecida en Ascona desde hace treinta años. Interesada por el simbolismo, apasionada por las investigaciones de Jung, la Sra. Olga Fröbe-Kapteyn se ha propuesto invitar todos los años a un cierto número de sabios para discutir un tema común desde la perspectiva de la especialidad de cada uno de ellos. Así, se han tratado temas tan diferentes como El Hombre y la Máscara , la Gran Diosa , la Meditación en Oriente y Occidente, el Tiempo, el Yoga, los Ritos, etc. La intención de Eranos consiste en considerar el simbolismo desde todos los ángulos posibles: psicología, historia de las religiones, teología, matemática e incluso biología. Sin dirigirlo directamente, Jung es el spirítus rector de este círculo al que ha comunicado sus primeras investigaciones sobre la alquimia, el proceso de individuación y, recientemente (1951), sus hipótesis concernientes a la sincronicidad. Un editor con coraje y clarividencia, el Dr. Brody, se ha encargado de publicar los textos de estas conferencias. Hoy en día los veinte volúmenes de Eranos-Jahrbücher constituyen con sus ocho mil páginas una de las mejores colecciones científicas referidas al estudio de los simbolismos.” (4)

Otra visión de lo que fue el Círculo Eranos la tenemos en los siguientes párrafos:

“La inmensa cultura de Jung, la amplitud de su mirada capaz de abarcar gran parte de la historia de la Humanidad , no sólo de Occidente sino también de Oriente, procedió de sus propios estudios, de sus viajes, pero también del encuentro anual, desde 1933 hasta su muerte en el lago de Ascona, con los mejores estudiosos de las más diversas tradiciones espirituales. Si bien Jung era el espíritu rector del grupo Eranos, cuya historia está aún por descubrir pero de la que ya están apareciendo monografías (así, por ejemplo: Steven M. Wasserstrom, Religion after Religion. Gershom Scholem, Mircea Eliade and Henry Corbin at Eranos, Princeton University Press 1999, para citar la última), tampoco hay duda de lo enriquecedores que debían resultar las conversaciones con un iranólogo como Corbin, un historiador de las religiones como Eliade o un estudioso de la mística judía como Scholem. En ambientes como el de Eranos se conservó y preservó una tradición espiritual tremendamente amenazada por un materialismo creciente en el mundo del entorno y por un nihilismo hueco. Su absoluta certeza de la grandeza del alma humana, en la que está impresa la imagen de Dios, convirtió a Carl Gustav Jung en ese puente que une las antiguas tradiciones con un futuro que no podrá seguir renunciando al hombre como un ser íntegro y total”(5)

La interrelación entre la descripción de la Psicología Junguiana y la simbología masónica, ya ha sido advertida por el masón Juan Goldwaser de la Respetable Logia Simbólica La Fraternidad N º 63 de Tel Aviv (Israel) quien en su trabajo “Masonería y Psicología” señala:

“ La Logia de los Compañeros se sitúa en sentido figurado y según Jung, en la cámara central del Templo del Rey Salomón que representa el alma, con muchas características del inconsciente personal y ese trabajo en el Segundo Grado entraña un serio trabajo psicológico. Continuando con la terminología de Jung, la logia del Maestro Masón representa un modo general al inconsciente colectivo. Esta logia se encontrara “en la puerta de acceso hacia el sancta sanctorum”, la parte de la psique que esta en íntimo contacto con el cuerpo. Glosemos a Jung afirmando que el trabajo en los planos superiores de esa estructura psicológica, puede abrir la conciencia del individuo para considerar la omnipresencia de la divinidad. El ritual, pleno de positivos conceptos intelectuales, es un verdadero desafío para que los mismos se experimenten en la realidad del mundo profano e integren la conciencia de aquel que busque el real significado de ser  masón”.

CONVERSACIONES EN LENGUAJE MASONICO 

Ciertos dichos de Jung, que resultan entre sorprendentes e incomprensibles para los profanos, son diáfanos por alguien avanzado en el campo iniciático. Así el escritor Colin Wilson (6) explica que no puede entender la repuesta dada por el sabio suizo a Charles Lindbergh y al Gral. Spaazt (de la fuerza aérea norteamericana) mientras discutían sobre la naturaleza de los ovnis:

“Hay una gran cantidad de cosas que están sucediendo en la tierra, sobre las cuales Ud. y el Gral. Spaatz no tienen idea”.

Antes de seguir, conviene recordar que un antiguo documento masónico, de entre los que todavía se conservan (Edimburgo, 1638) afirma:

“Pues lo que prevemos no es evidente, ya que somos hermanos de la Rosa Cruz ; tenemos la Palabra del Masón, y la clarividencia, lo que va a pasar podemos predecir correctamente”.

Ahora aclaremos lo que Colin Wilson ignoraba. El diálogo entre Jung, Spaazt y Lindbergh no puede entenderse si, primero, no conocemos que el mismo está sucediendo entre tres destacadísimos masones que hicieron historia con sus vidas quedando inscriptos en las páginas recientes de la Historia del Siglo XX: C. G. Jung, Charles Lindbergh y Carl Spaatz.

Lindbergh fue el aviador solitario que cruzó el Atlántico, en una proeza que llevó a la tumba a sus antecesores. Un hombre controvertido e influyente en la política de su tiempo. De acuerdo a la información oficial proporcionada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, Carl Spaatz fue promovido a general el 11 de marzo de 1945. En julio asume el comando de la U. S. Air Forces in the Pacific, con sede en Guam. Luego, es el supervisor de los aspectos estratégicos finales para el bombardeo a Japón con los B 29, incluyendo las dos misiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

Queda en claro que el sabio suizo estaba hablando con dos hombres muy especiales. Y lo hacía en el protegido lenguaje de los iniciados.

FREUD / JUNG, ¿RAZONES MASONICAS PARA UN ALEJAMIENTO?

Es bien conocido que tras los años (1908/1913) de intenso y fecundo trabajo en conjunto (hubo tiempos en que intercambiaron cartas todos los días y, hasta, varias en una misma jornada), Sigmund Freud (1856/1939, padre de la moderna Psicología de lo Inconsciente y creador del Psicoanálisis) y Carl G. Jung (primero su privilegiado discípulo y posterior disidente, amplificador de los hallazgos freudianos), se distanciaron de manera abrupta y desagradable. Mucho se ha escrito y dicho sobre esto. Lo que no se dice es que ambos eran miembros de la Masonería, y quizás sus orientaciones dentro de ella también tuvieron su influencia. (7)

Tras poner Freud en marcha la Asociación Psicoanalítica Internacional, la primera presidencia recayó en Carl Gustav Jung, masón como él pero de distinta vertiente. El Maestro de Viena diría años después que esa elección resultó desgraciada. Y efectivamente lo fue. Pero, según entendemos, no por lo que suele afirmarse desde la historia del movimiento psicoanalítico, sino porque Sigmund Freud – un claro exponente de lo que puede llamarse la vertiente masónica racional – encontró en Carl Gustav Jung a un claro exponente de la vertiente masónica esotérica. Jung – por ejemplo – no vacila en explicar que las sociedades secretas pueden ser a veces un adecuado paso intermedio en el camino de la individuación, sobre todo en una época en que el individuo se encuentra amenazado por el anonimato.

El Maestro de Viena tenía un sincero y especial interés en colocar al psicoanálisis bajo la protección del respeto académico como una manera de conseguir su más rápida aceptación. Para Jung lo que importaba era desarrollar un modelo de trabajo psicoanalítico que, decididamente, sirviera a quien se sometiera a este método tal como si se tratara de un proceso iniciático y que, por ende, permitiera alcanzar resultados ciertamente transformadores. A esto Jung lo denominó “proceso de individuación”.

La última carta importante que el sabio suizo escribe a Freud (18/12/1912) incluye un párrafo que ha llamado la atención de algunos historiadores del psicoanálisis (8). Su esclarecimiento requiere remitirse al lenguaje masónico.

“… mi estimado profesor, mientras Ud. transmita este tipo de cosas, no doy un rábano por mis acciones sintomáticas; ellas desaparecen ante el formidable rayo de luz de mi hermano Freud.”(9)

“… el formidable rayo de luz de mi hermano Freud.” Solamente en clave iniciática – y, más todavía, masónica – puede entenderse en su cabal amplitud lo que ambos “hermanos” se están transmitiendo. El “rayo de luz” que conduce a la comprensión trascendente. Los “hermanos” tienen perfecta consciencia de haber recibido “la luz”.

Fuente: Dr. Antonio Las Heras

Referencias bibliográficas.

(1) ALBERTI, Sonia. Pequeño Informe del Coloquio: Los Estados Generales del Psicoanálisis. www.estadosgerais.org
(2) LAS HERAS, Antonio. Manual de Psicología Junguiana. Editorial Trama, Buenos Aires, 2008
(3) VON FRANZ, Marie-Louise. C. G. JUNG Fondo de Cultura Económica. México, 1982
(4) ELIADE, Mircea. «Rencontre avec Jung», Combat, París, 9 de octubre de 1952
(5) CIRLOT, Victoria. “Carl Gustav Jung. Ese gran constructor”. Revista Virtual de Cultural Lateral, septiembre de 2.000 Nº 69, España.
(6) WILSON, Colin. Carl G. Jung Señor del mundo subettáneo. Urano, Barcelona, 1988
(7) LAS HERAS, Antonio. Sociedades secretas. Masonería, templarios, rosacruces y otras ordenes esotéricas. Colección Anima Mundi. Sello Alhué. Editorial Albatros, Buenos Aires, 2005
(8) RODRIGUE, Emilio. Sigmund Freud. El Siglo del Psicoanálisis. Sudamericana, Buenos Aires, 1996
(9) McGUIRE, William (Org.) A Correspondencia Completa de Sigmund Freud e Carl G. Jung. Imago, Río de Janeiro, 1993

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