La masonería como uno de los aspectos coincidentes de ambos próceres
En una breve revisión biográfica comparativa entre Benito Juárez García (1806/1872) y José Martí Pérez (1853/1895), se observa que en estos dos hombres que lucharon hasta los últimos días de sus vidas por las independencias de sus países natales, existen otros aspectos de coincidencia como es la membresía de ambos a la masonería.
Debe tenerse en cuenta que la masonería en América Latina se ha considerado por muchos especialistas en la materia como una fuerte precursora de las luchas independentistas y revolucionarias, hasta el punto de afirmar que amplias aportaciones a la división geográfica-política se ha debido a la gran influencia de los masones. Sin embargo, otros estudiosos de la materia han presentado una hipótesis diferente, de acuerdo a los documentos que han localizado y en los que sustentan que la masonería es una consecuencia de la Independencia.
Es evidente que la organización de grupos, las logias, posibilitó cohesionar corrientes de pensamientos diferentes en toda la región latinoamericana como se aprecia: en México, Cuba y Venezuela, entre otros. En el año 1850 en México, el Senado realizaban iniciaciones y rituales masónicos, con la autorización del presidente de la República, lo cual indica que influía que las ideas expresadas por los masones en las logias eran posteriormente directrices de la política a seguir por el país.
Los intercambios de opiniones entre logias dio la oportunidad a que proporcionara una expedita proliferación de los ideales revolucionarios, así como de facciones de resistencia. Según se manifiesta por las logias, que tienen como precepto, en sus normativas, evadir la intromisión en temas de política y religión, y contar con el decisivo carácter cristiano de la sociedad hispanoamericana de esa época, las logias utilizaron medios muy bien empleados para conducir la opinión pública, exaltando la práctica de las virtudes. Como resultado, se aprecia que la política se transformó en un medio para combatir las malas medidas y acciones de los gobiernos, y a la religión se le otorgó el papel de modo de convivencia entre los hombres en un contexto de valores y buenas prácticas.
Son varios los patriotas latinoamericanos que se les atribuyen sus condiciones de masones. En cuanto a José Martí Pérez, en los archivos de la logia Fernandina de Jagua de Cienfuegos contienen la prueba documental definitiva de su filiación masónica, en varios pliegos firmados en una logia en España.
Se le atribuye a su maestro José María de Mendive, que era masón, la influencia en su discípulo que ingresó en la organización a los 18 años. El primer indicio de la filiación y ejercicios masónicos de Martí se constatan en varios documentos, fechados en 1871, encontrados en una logia de la ciudad de Cienfuegos; entre éstos una carta que anuncia al interesado que ha sido admitido en la organización, rubricada con el seudónimo Anahuac, que era el que empleaba Martí para identificar alguno de sus artículos. Esta fecha coincide con otras informaciones que sitúan la iniciación de Martí como masón en la logia madrileña Caballeros Cruzados No. 62 perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU)[1]; ya en el mes de julio firmaba con el grado de Maestro Masón, grado 3ro. y Secretario de dicha logia. Su vinculación con la logia Armonía No. 52 también esta verificada, y consta al estar mencionada por Fermín Valdés Domínguez con relación a la ayuda que le daba a los cubanos presos prisioneros en la isla de Cueta, posición entendible por las conocidas posiciones de algunos de sus miembros a favor de la independencia de Cuba.
El Doctor en Ciencias Históricas, Eduardo Torres Cuevas corroboró categóricamente como conclusivo el hallazgo realizado en la búsqueda para una tesis de doctorado, relacionada con la masonería en Cienfuegos. Se tenía alguna información anterior sobre la relación de Martí con la masonería, inferida en sus propios textos, así como, de los escritos de su amigo Fermín Valdés Domínguez. Por último, se cuenta con testimonios que gran parte de los patriotas cubanos iniciadores de las luchas independentistas eran masones, entre ellos Carlos Manuel de Céspedes.
El patriota mexicano Benito Juárez García, para muchos también es el símbolo más depurado de la masonería mexicana, se resalta por algunos historiadores que fue tan ferviente en la práctica masónica que su nombre se conserva con veneración en todos los ritos, y cuerpos filosóficos lo han adoptado como un símbolo sagrado. El 26 de enero de1847, Juárez aprovecha su estancia en México para ingresar a la Masonería, y el 15 de enero del citado año, se inicia como Aprendiz Masón en la Respetable “Logia Simbólica Independiente Número 2” del Rito Nacional Mexicano, y llega a obtener el grado 9no, equivalente al grado 33avo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
En opinión varios de los biógrafos de Juárez lo definen: “Como masón virtuoso y de muchas cualidades humanas que determinaron su recia personalidad, así como el destino de México al que le dio marca de Patria y que a su vez hizo posible que su actuación y biografía están grabadas en la conciencia de los mexicanos”.
Los masones mexicanos para rendir una vez más, homenaje póstumo a Benito Juárez García, enviaron una pequeña cantidad de las cenizas del cadáver del libertado para que se depositaran junto a los restos del Apóstol José Martí Pérez en la necrópolis de Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba el 23 de septiembre de 1940, en un acto solemne convocado por los miembros de la Gran Logia Cubana “Isla de Cuba”.
El Gran Oriente Lusitano Unido se originó en 1869 por la fusión de tres de las cuatro obediencias masónicas portuguesas que por esa época existían. Ello facilitaría que tres años después de lograse la unificación de la masonería en ese país. Uno de los orientes entonces con mayor presencia y autoridad en el territorio español fue el Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU), el que para el año 1870 tenía en España 24 logias bajo su dependencia. En éstas son en las que se iniciaran, regularizaran o afiliaran muchos de los cubanos deportados y residentes en España, a saber por dos razones, el no reconocimiento por la masonería española del derecho a la independencia de Cuba, la que había iniciado en 1868 la guerra por su soberanía, y la invasión masónica del territorio cubano por los cuerpos masónicos españoles. Ambas razones descubren las opuestas concepciones de Patria de unos y otros. Para los españoles la Patria comprendía también al territorio de Cuba; para los cubanos, la Patria era Cuba independiente. En el ejercicio de la masonería se reflejarían las contradicciones entre la metrópoli y la colonia que luchaba por su emancipación. Algunas de las figuras más relevantes de nuestra historia nacional, que vivían por esa época en España, militaron en el GOLU y no en logias adscritas a otros cuerpos españoles; junto a ellos está comprobada la presencia de varias personalidades de la vanguardia intelectual y revolucionaria española de la época; unidos todos en un coexistir vigoroso por la diversidad y unidad de pensamiento presentes en las logias.
Fuente: Manuel Sánchez Gálvez. Ediciones Bachiller. Biblioteca Nacional José Martí.
Fuente: Fondos Documentales del Archivo Central, Dirección de Gestión Documental,
Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba.
Publicación: CubaMinRex