De los masones chilenos, el Golpe Militar y Augusto Pinochet

Mucho se comenta sobre el paso de Augusto Pinochet por la masonería, para algunos con sorpresa y para otros con incredulidad.

Mucho se comenta sobre el paso de Augusto Pinochet por la masonería, para algunos con sorpresa y para otros con incredulidad. Lo cierto es que, efectivamente, quien se convertiría en dictador, se inició en la Logia Victoria Nº 15, el 28 de mayo de 1941, a sus 25 años y habiendo obtenido el grado de Capitán de ejército. Sin embargo, a la luz de los hechos, es evidente que de no ser apadrinado ni más ni menos que por su suegro, Osvaldo Hiriart Corvalán, con la intención de proporcionarle un mejor nivel cultural, difícilmente habría logrado acceder a la Orden.

Osvaldo Hiriart Corvalán

Tan cierto es lo anterior que solo logró permanecer en la masonería un año y cinco meses, ya que el 24 de octubre de 1942 el Consejo de la Logia le dio la Carta de Retiro Obligatoria por inasistencia y falta de pago, sin embargo, era de público conocimiento que el iniciado no logró ni acercarse al nivel intelectual requerido para el estudio, reflexión y comprensión de los principios de la masonería, ni tampoco alcanzar la base cultural requerida para asimilar la complejidad humana.

Sus partidarios intentaron rescatarlo, sin éxito, lanzando varios rumores pero más tarde y a lo largo de su actuar quedó en evidencia su ignorancia, y lo que es peor, su hipocresía y falsedad, prácticamente sin parangón en la historia de nuestro país. De hecho, los estudiosos dan cuenta de numerosos ejemplos que dejan al descubierto, sin lugar a dudas, su deslealtad.

Evidencia número uno. Carta recibida por el general Carlos Prats González, enviada por su ex subalterno Augusto Pinochet  el 7 de septiembre de 1973.

Mi querido General y amigo: al sucederle en el mando de la institución que Ud. comandara con tanta dignidad, es mi propósito manifestarle –junto con mi invariable afecto hacia su esposa – mis sentimientos de sincera amistad, nacida no sólo a lo largo de nuestra profesión sino que –muy especialmente– cimentada en las delicadas circunstancias que nos ha correspondido enfrentar.

Al escribir estas líneas, lo hago con el firme convencimiento de que me dirijo no sólo al amigo, sino que ante todo, al Sr. General que en todos los cargos que le correspondió desempeñar, lo hizo guiado sólo por un superior sentido de la responsabilidad, tanto para el Ejército como para el país.

Es, por tanto, para mí profundamente grato hacerle llegar, junto con mi saludo y mejores deseos para el futuro, en compañía de su distinguida esposa y familia, la seguridad de que quien lo ha sucedido en el mando del Ejército, queda incondicionalmente a sus gratas órdenes, tanto en lo profesional como en lo privado y personal.

Afectuosamente Augusto Pinochet Ugarte.

Fuente: El último día de Salvador Allende, Óscar Soto Guzmán, RBA Libros, 2008. España. (Página 101).

El general Prats y su esposa Sofía Cuthbert fueron asesinados, en Buenos Aires, el 30 de Septiembre de 1974 por orden de Augusto Pinochet Ugarte, entre otras razones por su antiguo resentimiento hacia la reconocida calidad intelectual y nivel cultural de Prats.

Evidencias números dos y tres. Actuación de Augusto Pinochet horas antes del alzamiento de las Fuerzas Armadas contra el gobierno de Salvador Allende.

Contra todo lo esperable de un General conspirador y siendo las diez de la mañana del 10 de septiembre de 1973, el propio Pinochet informa al Ministro de Interior, en las oficinas del Ministerio de Defensa que “la situación militar se encuentra tranquila y que todas las unidades se hallan avocadas a la preparación de la próxima Parada Militar del 19 de septiembre”.

Por su parte, al día siguiente el Presidente Allende confiando ciegamente en Augusto Pinochet, ya al tanto del levantamiento de la Marina y la Fuerza Aérea, comenta preocupado a Jorquera y Jirón: “¡Pobre Pinochet, deben haberle detenido! Pero, ¿dónde está?

En tanto, entre Pinochet y Carvajal, se da el siguiente diálogo durante el Golpe Militar:

Puesto1
Pinochet: ¡Rendición incondicional! Nada de parlamentar. ¡Rendición incondicional!

Puesto 5
Carvajal: Conforme. ¿O sea que se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país?

Puesto 1
Pinochet: Se mantiene el ofrecimiento y el avión se cae, viejo, cuando vaya volando.

Es evidente que Pinochet no fue el único, ya otros como Herman Brady habían traicionado al Presidente, prometiendo cumplir la orden de trasladar tropas a Valparaíso durante las primeras horas del Golpe, de acuerdo a rumores que hablaban del sublevamiento de la Armada, pero Brady estaba concertado con los golpistas. Y no solo eso, el general Brady aparecía al pie de las órdenes de fusilamiento de los abogados, economistas y médicos del equipo del presidente, que sobrevivieron el bombardeo a la Moneda.

Mismo general que había sido recomendado para pasar a la reserva civil por la Junta Calificadora del Ejército, en atención a su falta de méritos militares, resolución que el propio Allende cambia, muy probablemente por tratarse de otro masón.

Fuente: Allende y la experiencia chilena, Joan E. Garcés, Siglo XXI, 2013. España.

Pero todo lo anterior ya venía precedido por algunas señales que no podrían considerarse casuales, como el hecho de que fue el propio Pinochet, quien a fines de la década del 40, con 33 años y ostentando el grado de Capitán de ejército, se encontrara a cargo del campo de concentración que el presidente Gabriel González Videla había establecido en Pisagua, para la recepción de los prisioneros, miembros del Partido Comunista que el mismo González Videla había proscrito.

Como es probable que tampoco se haya sopesado en su justa medida el comentario que el entonces Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, René García Valenzuela, emitió en una conversación con el periodista Federico Willoughby, solo tres meses antes del Golpe de Estado, al expresar que: “nadie debiera confundir la sede de la Gran Logia, Marcoleta 657, con la entrada presidencial del Palacio la Moneda por Morandé 80”.

Pero en honor a la verdad solo una minoría de los masones traicionó a la democracia y al Presidente Salvador Allende, hubo logias reconocidamente fieles al Presidente como la Logia Franklin Nº27 y numerosos masones que arriesgando incluso su integridad física se mantuvieron incondicionalmente con Allende y con los valores humanistas y solidarios de la masonería. Entre ellos y solo por mencionar a algunos, estuvieron:

– Edgardo Enríquez Frödden
– Aníbal Palma
– Osvaldo Puccio Giesen
– Orlando Cantuarias, ex Presidente del Partido Radical
– Benjamín Teplitzky, del Partido Radical
– General Alberto Bachelet
– General Sergio Poblete
– Coronel Carlos Ominami, padre del ex Senador Ominami, por el Partido Socialista
– Coronel Rolando Miranda
– Comandante Ernesto Galaz

Especialmente doloroso es el caso del General Alberto Bachelet, de quien hablaremos in extenso en otra oportunidad.

Es nuestra palabra.

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