“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado”. (Eclesiastés 3:1-2)
Hoy mi bebé Juan David está cumpliendo dos meses de haber visto la luz, luego de su simbólico paso entre columnas al momento de su nacimiento, iniciando así los pasos de su camino como aprendiz que forjará en sus primeros tres años de vida, tal como lo recorrió ya su hermanito y actual compañero Juan Sebastián.
Viendo crecer a mi bebé Juan David y recordando los pasos que recorrieron Juan Sebastián y mi querida bebé María Camila (hoy en el oriente eterno), me pongo a pensar en la cita bíblica de Eclesiastés atribuida por muchos al Rey Salomón, y concluyo que son muy sabias dichas palabras, debido a que en nuestro proceso de formación y conocimiento del mundo exterior, no siempre tomamos un mismo camino para llegar a nuestro destino por más que contemos con los mismos maestros, teniendo como resultado que cada cual maneja sus propios tiempos, sus momentos y sobre todo, la forma particular de aprender las cosas. Es por ello que los padres nos convertimos en unos Maestros que en su tarea de orientar o guiar, brindan a sus hijos las herramientas, principios, reglas, valores y enseñanzas necesarias para que recorran a su propio ritmo el camino que los llevará a su destino, procurando afinar ciertas cosas para evitar que en su recorrido caigan en el lado oscuro; pero jamás como maestros estamos llamados a intervenir directamente sobre la forma específica, esquematizada y concreta de cómo deben recorrer su camino de la vida.
En el caso particular de la masonería, como actual Seg:. Vig:. de mi tall:., me pongo a pensar que el proceso de formación de los hijos es similar al proceso de formación de nuestros QQ:.HH:. Aprendices, pues como bien lo dijo el Q:.H:. ·. Carlos Cornejo López en 1957: “Toca a cada Masón buscar individualmente los secretos de la Masonería, meditando sobre el significado de sus símbolos, y considerando sabiamente, por medio del análisis, lo que se dice y hace durante el trabajo. La Masonería no inculca sus verdades ella las expone única y concisamente; o las insinúa nada más; o interpone un velo entre ellas y la vista que sería deslumbrada por esas verdades. Busca y encontrarás el conocimiento y la verdad”. Por tanto, si nos encontramos en una sociedad de hombres libres y de buenas costumbres, en donde la tolerancia, la fraternidad y sobre todo el estudio personal guían nuestros pasos, me resulta a todas luces lógico pensar que no podemos exigirles a nuestros QQ:. HH:. Aprendices que inicien sin una previa y adecuada formación personal, un proceso desenfrenado de carrera masónica en pro de un ideal mal interpretado por algunos M:.M:., como sería el “crecimiento de la masonería“, pues eso sería prácticamente esquematizar y malograr el proceso de vida masónica de nuestros QQ:.HH:. y lo único que conseguiríamos con ello es hacerle un daño enorme al Q:.H:., pues al cosechar los frutos de su vertiginosa carrea masónica, tendríamos a un Q:.H: que pese a tener acumulación de grados, títulos y dignidades, simplemente sería un M:.M:. que: 1) Ignoraría por completo los fundamentos básicos de la orden a la que ingresó, pues carece de las herramientas suficientes que le ayuden a buscar y encontrar el conocimiento y la verdad, 2) Mal interpretaría los principios generales de la masonería, desconociendo con ello el cumplimiento de los antiguos linderos, las reglas y los estatutos de la orden, y 3) No entendería la razón de ser de la masonería, confundiéndola simplemente con una ONG, una institución castrense, un club social o lo que es peor, una agencia de empleos y trampolín de relaciones públicas.
Con lo anterior, quiero dejar claro que mi intención no es señalar como algo malo o inadecuado el hecho que un Q:.H:. inicie y recorra intensamente su proceso de vida masónica logrando en menos de un año de iniciado, el exaltarse al sublime grado de M:. M:., pues cada cual bebe el cáliz de la sabiduría conforme sea el tamaño de su sed, y los propios estatutos de la orden establecen un mínimo de meses de intersticios entre los grados que suman ocho meses. Por tanto, lo que busco es llamar a mis QQ:.HH:. de la cámara del medio a la reflexión sobre nuestro papel como Maestros de los QQ:.HH:. Aprendices y Compañeros de nuestros talleres, pues sí un Q:.H:. Aprendiz no se siente preparado aún para su aumento de salario o un H:. Compañero no se siente preparado para exaltarse como M:.M:., debemos respetar su decisión y no acosarlo porque ¿Qué masones le entregaríamos a la masonería, si no nos preocupamos por su formación personal, y simplemente buscamos garantizar el Quórum de maestros necesario en nuestros talleres o robustecer con ceremonias, las finanzas de los mismos?
Si los talleres confieren grados muy rápidamente presionando a sus aprendices o compañeros para que inicien una desenfrenada carrera masónica, en donde pasen por los grados sin detenerse a conocer el trabajo propio de éstos y mucho menos interiorizando sus enseñanzas, lograremos en muy corto tiempo que se hinche la masonería y no crezca, pues lo que conocemos por los libros de Aldo Lavagnini o Andre Cassard de lo que fue en sus inicios la orden se perderá por completo porque: 1) Las enseñanzas de la masonería y sus principios generales, con el pasar del tiempo y producto de la ignorancia, se degradarán cayendo prácticamente en el olvido; 2) La simbología será interpretada erróneamente para acomodarse a la comprensión vulgar de profanos con mandil; 3) QQ:.HH:. sin méritos y ávidos de poder, se convertirán en ciegos instructores dé hermanos que realmente requieren una formación seria, aumentando más aún la ignorancia de los nuevos masones que dirigirán los destinos de la orden en el futuro; y 4) Las ceremonias solemnes se convertirán en triviales, pues el significado de su simbología no será discutida y mucho menos interiorizada por los recipiendarios.
Tal vez mis apreciaciones para algunos podrán sonar exageradas, pero una inadecuada formación masónica, una mala interpretación de los principios y postulados de la orden, y sobre todo el desconocimiento total de lo que es la masonería, igualándola con un club social, es lo que ha generado que profanos que interactúan con estos QQ:.HH:. faltos de formación, se hagan una mala imagen de lo que es en realidad la masonería, y se generen tantos mitos, leyendas e historias asombrosas de juegos de poder que le traen una mala publicidad a la masonería.
Por: Juan Manuel Alvarez Castellón
Trabajos Masónicos