Hace unos días, platicaba con un HH:. sobre la posición de los que estamos en sueños.
Yo quise abrir el debate diciendo que quienes ya no estamos en logia, no somos masones. Creí que presentar una posición así daría lugar a la discusión. El H:. me dice, es que una vez iniciado masón siempre serás masón. Mi respuesta fue que si ya no era reconocido como tal, entonces yo dejaba de ser masón. Me insistió en que lo que hace a un masón es el haber aprendido lo que se hace en la masonería. Dije que lo que se hace en la masonería no es lo que aprendimos con las liturgias. Me dice que lo aprendido es para que cada uno haga lo que señala la institución y que ello no necesariamente tiene que hacerse en los talleres. Que los que estamos en sueños somos masones irregulares, los regulares son los que acuden a las logias que están bajo la jurisdicción de una Gran Logia.
Manifesté que deberíamos precisar la controversia: o conversamos de la irregularidad o regularidad de los masones o discutimos de si somos o no masones los que ya no vamos a las logias.
Le expliqué que habría que examinar dentro de lo regular e irregular, si el hecho de acudir a la logia y no cumplir con los valores masónicos es una irregularidad, o si el hecho de seguir los valores masónicos y no asistir a un taller es una irregularidad.
De su parte estimó que el asistir a la logia donde “se pule la piedra en bruto” lo hace un masón regular, agrega que no todos los hermanos pueden perfeccionarse y no por ello dejarán de ser regulares. Luego decía que aunque la piedra en bruto de un masón en sueños esté bien pulida, no puede ser regular porque no asiste a la logia.
Manifesté que los masones son más irregulares entre menos asimilen los valores del taller, que si sus conductas son contrarias a los principios de la masonería, jamás podrán se masones regulares.
Salió a colación el hecho de que los que se dicen regulares, ante el hecho de que un masón en sueños logre prestigio político, económico o social, se sienten orgullosos de que ese personaje haya sido masón. Sin embargo cuando un masón en sueños cae en desgracia, nadie de sus antiguos hermanos regulares, es capaz de apoyarlo.
Yo le decía que el masón regular ha de considerar dentro de sus valores la fraternidad con los hermanos que son según él regulares y los que como nosotros que estamos en sueños.
A final de cuentas dimos por concluida la discusión sin llegar a un acuerdo. Le pregunté si estaba en contacto con otros hermanos del mundo, me contestó que no se relacionaba con quienes se dicen masones y son irregulares.
En realidad, como hombre tolerante, entendí su posición de unidad con los de su grupo “regular” aceptando además que cada francmasón se siente feliz y fraternal a su manera.
Eulalio González Garza
México.